Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1962
PEKIN 1976
Segunda edición 1963
(5a impresión 1976)
pág. 397
4 de abril de 1949
   
Tienen dos caminos ante sí el gobierno kuomintanista de Nankín y su personal militar y civil. O bien aferrarse a la camarilla chiangkaishekista de criminales de guerra y a su amo, el imperialismo norteamericano, es decir, continuar siendo enemigos del pueblo y por tanto perecer, junto con dicha camarilla, en la Guerra Popular de Liberación; o bien pasarse al lado del pueblo, es decir, romper con dicha camarilla y el imperialismo norteamericano, rendir servicios meritorios en la Guerra Popular de Liberación para expiar sus crímenes y obtener así la comprensión y el perdón del pueblo. No hay tercer camino.
   
Existen tres grupos de personas en el gobierno de Li Tsung-yen y Je Ying-chin de Nankín[1]. Un grupo persiste empecinadamente en seguir el primer camino. Por bonitas que sean sus palabras, en los hechos continúa preparando la guerra, traicionando a la patria, oprimiendo y asesinando al pueblo, que exige una paz verdadera. Son secuaces fanáticos de Chiang Kai-shek. Otro grupo quiere seguir el segundo camino, pero todavía no ha podido tomar ninguna acción decisiva. El tercer grupo vacila en la encrucijada y no sabe adónde ir. No quiere ofender a Chiang Kai-shek ni al Gobierno de los EE.UU.; sin embargo, espera obtener la comprensión del campo democrático popular y ser admitido en él. Pero esto es una ilusión, una cosa imposible.
   
El gobierno de Li Tsung-yen y Je Ying-chin de Nankín es esencialmente una mezcla de personas del primer y del tercer grupo, siendo el segundo muy poco numeroso. Hasta la fecha, este gobierno sigue siendo un instrumento de Chiang Kai-shek y del Gobierno de los EE.UU.
   
El incidente sangriento ocurrido en Nankín el 1� de abril[2] no es casual. Constituye el resultado inevitable de lo que ha hecho el gobierno de Li Tsung-yen y Je Ying-chin a fin de proteger a Chiang
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Kai-shek y sus secuaces fanáticos, así como a las fuerzas agresoras norteamericanas. Es el resultado del absurdo clamor acerca de una "paz honorable en pie de igualdad", hecho por el gobierno de Li Tsung-yen y Je Ying-chin, junto con los secuaces fanáticos de Chiang Kai-shek, para contrarrestar las ocho condiciones de paz formuladas por el Partido Comunista de China, en particular el castigo de los criminales de guerra. Ahora que el gobierno de Li Tsung-yen y Je Ying-chin ha enviado a Peiping una delegación a negociar la paz con el Partido Comunista de China y se ha manifestado dispuesto a aceptar las ocho condiciones del Partido Comunista como base de las negociaciones, este gobierno, si tiene la menor sinceridad, debe comenzar por ocuparse del Incidente Sangriento de Nankín, arrestar y castigar severamente a los principales criminales, Chiang Kai-shek, Tang En-po y Chang Yao-ming, arrestar y castigar severamente a los agentes y matones de la policía secreta de Nankín y Shanghai y arrestar y castigar severamente a los principales contrarrevolucionarios que se oponen obstinadamente a la paz, se afanan por torpedear las negociaciones de paz y se preparan en forma activa para resistir al Ejército Popular de Liberación que avanzará hacia el Sur del río Yangtsé. "Mientras no se suprima a Chingfu, no terminará la crisis en el principado de Lu."[3] Mientras no se elimine a los criminales de guerra, no habrá paz en el país. ¿Acaso no está bien clara esta verdad?
   
Queremos declarar con franqueza al gobierno de Nankín: Si ustedes no están en condiciones de realizar esta tarea, deben por lo menos ayudar al Ejército Popular de Liberación a cumplirla, pues nuestro ejército cruzará pronto el río Yangtsé y avanzará sobre el Sur. En un momento como éste, déjense de palabras inútiles, hagan más bien algo de positivo para expiar sus crímenes. De este modo, no tendrán que huir para buscar un refugio, ni tendrán que someterse a las afrentas de los secuaces fanáticos de Chiang Kai-shek, ni serán repudiados para siempre por el pueblo. Esta es la última oportunidad que les queda. No la dejen escapar. El Ejército Popular de Liberación avanzará pronto sobre el Sur del río Yangtsé. No estamos echando bravatas. El Ejército Popular de Liberación avanzará, sea que firmen o no el acuerdo de aceptación de las ocho condiciones. Un acuerdo firmado antes que avance nuestro ejército sería ventajoso para varias partes: para el pueblo, para el Ejército Popular de Liberación, para todas las personas en el sistema gubernamental del Kuomintang que deseen expiar sus crímenes con servicios meritorios y para las amplias filas de oficiales y
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soldados del ejército del Kuomintang; sería desventajoso sólo para Chiang Kai-shek, sus secuaces fanáticos y los imperialistas. Si no se firma el acuerdo, apenas se modificará la situación; se podrán conseguir soluciones por medio de negociaciones locales. Puede que aún haya algunos combates, pero no habrá muchos. En el inmenso territorio y largo frente que se extienden desde Sinchiang a Taiwán, el Kuomintang sólo dispone aproximadamente de 1.100.000 hombres de tropas de combate; por tanto, no habrá muchos combates. Ya sea que se firme un acuerdo general o se firmen, en su lugar, varios acuerdos de carácter local, les pasará lo mismo a Chiang Kai-shek, a sus secuaces fanáticos, al imperialismo norteamericano, en una palabra, a todos aquellos reaccionarios irreductibles hasta la muerte; están irremediablemente condenados a la destrucción. Quizás sea un poco más ventajoso, para Nankín y para nosotros, firmar un acuerdo general que no hacerlo; por lo tanto, todavía nos esforzamos por concluirlo. Pero si se firma tal acuerdo general, debemos estar preparados para enfrentar, como consecuencia, multitud de embrollos. Sería mucho más sencillo para nosotros no firmar un acuerdo general, sino firmar en su lugar varios acuerdos de carácter local. Sin embargo, aún estamos dispuestos a firmar un acuerdo general. Si el gobierno de Nankín y su delegación también lo desean, deben tomar la decisión en los próximos días y dejarse de toda ilusión y toda palabra inútil. No los forzamos a que tomen tal decisión. el gobierno de Nankín y su delegación tienen libertad para tomarla o no. Es decir, ustedes pueden, o bien escuchar a Chiang Kai-shek y Leighton Stuart y ponerse definitivamente de su lado, o bien escuchamos y ponerse de nuestro lado; ustedes tienen libertad de elección. Pero no les queda mucho tiempo para hacerlo. El Ejército Popular de Liberación iniciará pronto su marcha, y ya no queda oportunidad de vacilar.
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[1]
Después de la dimisión de Sun Fo, Li Tsung-yen nombró en su reemplazo, el 12 de marzo de 1949, a Je Ying-chin como presidente del espurio Yuan Ejecutivo.
[pág. 397]
[2]
El 1� de abril de 1949, más de seis mil estudiantes de once centros de enseñanza superior de Nankín hicieron una manifestación para exigir que el gobierno reaccionario del Kuomintang aceptara las ocho condiciones de paz del Partido Comunista de China. Al dictado de Chiang Kai-shek. Chang Yao-ming, comandante en jefe
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de la guarnición kuomintanista en Nankín, ordenó a sus tropas, policía y agentes secretos que apalearan brutalmente a los estudiantes, entre los cuales dos resultaron muertos y más de cien, heridos.
[pág. 397]
[3]
De acuerdo con Tsuochuan, una antigua obra de historia china que trata de los importantes acontecimientos de la Era de Primavera y Otoño (770-475 a. de J.C.), Chingfu, noble del principado de Lu, provocó repetidamente luchas intestinas y asesinó a dos príncipes reinantes de ese principado. La frase del texto era entonces corriente entre el pueblo de Lu, y el nombre de Chingfu sirve a menudo para designar a los que provocan luchas intestinas.
[pág. 398]
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