Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1976
(3a impresión 1976)
LINEA POLITICA, MEDIDAS Y PERSPECTIVAS EN LA LUCHA |
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Dos líneas políticas |
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23 de julio de 1937
    El 8 de julio, al otro día del Incidente de Lukouchiao[1], el Comité Central del Partido Comunista de China publicó un manifiesto en que llama a toda la nación a la resistencia armada. En este manifiesto se dice:
    "¡Compatriotas! ¡Peiping y Tientsín están en peligro! ¡El Norte de China está en peligro! ¡La nación china está en peligro! Nuestra única salida es emprender una guerra de resistencia de toda la nación. Exigimos pronta y decidida resistencia a las tropas invasoras japonesas y preparativos inmediatos para enfrentar toda eventualidad. La nación entera, de arriba abajo, tiene que desechar en el acto toda idea de vivir en una paz humillante con los agresores japoneses. ¡Compatriotas! Aclamemos y apoyemos la heroica resistencia de las tropas de Feng Chi-an. Aclamemos y apoyemos la declaración de las autoridades del Norte de China, que expresa su determinación de defender la patria hasta la
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Esta es una declaración sobre la línea política.
   
El pasado 17 de julio, el señor Chiang Kai-shek hizo una declaración en Lushan, estableciendo una línea política de preparación para la Guerra de Resistencia, que constituye la primera declaración correcta del Kuomintang sobre asuntos exteriores en el curso de muchos años.
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Por consiguiente, ha sido bien acogida por nosotros y por todos nuestros compatriotas. La declaración señala cuatro condiciones para la solución del Incidente de Lukouchiao:
"1) Ninguna solución debe violar la soberanía e integridad territorial de China;
Las observaciones finales de la declaración dicen:
   
"En cuanto al Incidente de Lukouchiao, el gobierno ha determinado una línea política y una posición consecuentes. Comprendemos que cuando toda la nación esté en guerra, la situación nos obligará a hacer hasta el último sacrificio, y no debemos abrigar la más leve esperanza de una salida fácil. Una vez comenzada la guerra, cada uno, sea del Norte o del Sur, sea joven o viejo, tendrá el deber de resistir al Japón y defender la patria."
Esta es otra declaración sobre la línea política.
   
He aquí dos declaraciones políticas de significación histórica acerca del Incidente de Lukouchiao, hechas por el Partido Comunista y el Kuomintang respectivamente. El punto común de las dos declaraciones es el pronunciamiento por una decidida resistencia armada y la oposición al compromiso y a las concesiones.
   
Esta es una línea política para enfrentar la invasión japonesa, es la línea correcta.
   
Pero existe la posibilidad de que se adopte otra línea política. Desde hace cerca de un mes, los colaboracionistas y elementos projaponeses en la región de Peiping-Tientsín se muestran muy activos, intentando presionar a las autoridades de esas dos ciudades para que se plieguen a las exigencias del Japón, socavando la línea política de decidida resistencia armada y pronunciándose por el compromiso y las concesiones. Estas son manifestaciones que encierran un grave peligro.
   
Esta línea política de compromiso y concesiones es diametralmente opuesta a la línea política de decidida resistencia armada. Si no se la rechaza en seguida, Peiping, Tientsín y todo el Norte de China caerán
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en manos del enemigo, y la nación entera se verá seriamente amenazada. Todos deben estar alerta.
   
¡Oficiales y soldados patriotas del 29.� Cuerpo de Ejército, uníos! ¡Combatid el compromiso y las concesiones y llevad a cabo resueltamente la Guerra de Resistencia!
   
¡Conciudadanos patriotas de Peiping, Tientsín y el Norte de China, uníos! ¡Combatid el compromiso y las concesiones y apoyad la decidida resistencia armada!
   
¡Conciudadanos patriotas de todo el país, uníos! ¡Combatid el compromiso y las concesiones y apoyad la decidida resistencia armada!
Señor Chiang Kai-shek y miembros patriotas del Kuomintang, esperamos que perseveren en su enunciada línea política, cumplan sus promesas, combatan el compromiso y las concesiones, se muestren resueltos en la resistencia armada y respondan así con hechos a los ultrajes del enemigo.
   
¡Que todas las fuerzas armadas del país, incluido el Ejército Rojo, apoyen la declaración del señor Chiang Kai-shek, combatan el compromiso y las concesiones y lleven a cabo con resolución la resistencia armada!
   
Los comunistas, un solo corazón y una sola voluntad, aplicamos fielmente nuestro propio manifiesto y al mismo tiempo apoyamos decididamente la declaración del señor Chiang Kai-shek. Estamos dispuestos a defender el suelo patrio, junto con los miembros del Kuomintang y todos los compatriotas, hasta la última gota de nuestra sangre; combatiremos toda indecisión, vacilación, compromiso o concesión, y realizaremos con firmeza la Guerra de Resistencia.
   
Para lograr su propósito, la línea política de decidida resistencia armada exige toda una serie de medidas.
   
¿Cuáles son esas medidas? He aquí las principales:
   
1. Movilización general de las fuerzas armadas de todo el país. Movilizar nuestras fuerzas armadas permanentes, más de dos millones de hombres entre las fuerzas de tierra, mar y aire, y que comprenden el Ejército Central, las tropas locales y el Ejército Rojo; enviar inmediatamente el grueso de esas fuerzas al frente de defensa nacional, conservando una parte de ellas en la retaguardia para mantener
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el orden. confiar el mando de los diversos frentes a generales leales a los intereses de la nación. Convocar un consejo de defensa nacional para decidir la estrategia y lograr una voluntad unánime de combate. transformar el trabajo político en el ejército a fin de llegar a la unidad entre oficiales y soldados y entre ejército y pueblo. Determinar la parte que a la guerra de guerrillas corresponde en las tareas estratégicas, de modo que pueda coordinarse con la guerra regular. Limpiar de traidores el ejército. Movilizar un número conveniente de reservas y adiestrarlas a fin de que estén en condiciones de marchar al frente. Aumentar razonablemente el equipo y avituallamiento de las fuerzas armadas. De acuerdo con la línea política general de decidida resistencia armada, hay que trazar planes militares para cumplir todas las tareas arriba expuestas. Las tropas de China no son pocas pero, a menos que se realicen estos planes, no podrán derrotar al enemigo. Si se combinan los factores políticos y materiales, nuestras fuerzas armadas serán invencibles en el Asia oriental.
   
2. Movilización general de todo el pueblo. Levantar la interdicción que pesa sobre los movimientos patrióticos; poner en libertad a los presos políticos; derogar el "Decreto de emergencia en represión de las actividades contra la República"[3] y los "Reglamentos para la censura de prensa"[4]; reconocer la legalidad de las organizaciones patrióticas existentes; extender estas organizaciones entre los obreros, campesinos, hombres de negocios e intelectuales; armar a las masas populares para la autodefensa y para apoyar al ejército en sus operaciones. En una palabra, dar al pueblo la libertad de manifestar su patriotismo. La fuerza del pueblo y la del ejército, unidas, propinarán un golpe mortal al imperialismo japonés. Sin duda alguna, una guerra nacional que no se apoye en las grandes masas populares no podrá triunfar. La caída de Abisinia[5] debe servirnos de lección. Nadie que quiera sinceramente sostener una decidida resistencia armada debe pasar por alto este punto.
   
3. Transformación del aparato gubernamental. Admitir en el gobierno a representantes de los diversos partidos y grupos políticos y a personalidades públicas para que administren conjuntamente los asuntos del Estado, y depurar de projaponeses y traidores encubiertos el gobierno, para que así éste y el pueblo se unan. La Guerra de Resistencia contra el Japón es una gran tarea que nunca podrá ser cumplida por unos cuantos individuos. Obstinarse en monopolizar esta tarea no hará más que malograrla. Para ser un verdadero gobierno de defensa nacional, el gobierno ha de apoyarse en las masas populares
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y practicar el centralismo democrático; ha de ser a la vez democrático y centralizado; un gobierno de este tipo es el más poderoso. La Asamblea Nacional debe representar realmente al pueblo; ha de ser el órgano supremo del Poder, determinar la política fundamental del Estado y decidir sobre las medidas políticas y los planes para la resistencia al Japón y la salvación nacional.
   
4. Política exterior antijaponesa. No conceder a los imperialistas japoneses ninguna ventaja o facilidad, sino por el contrario, confiscar sus bienes, desconocer las deudas contraídas con ellos, barrer sus lacayos y expulsar a sus espías. Concluir sin demora una alianza militar y política con la Unión Soviética y unirnos estrechamente con este país, el más seguro y poderoso, el más capaz de ayudar a China en su resistencia al Japón. Ganar la simpatía de Inglaterra, los Estados Unidos y Francia para nuestra resistencia al Japón, y procurar su ayuda sin menoscabo de la integridad territorial y la soberanía nacional. Para derrotar a los agresores japoneses debemos apoyarnos principalmente en nuestras propias fuerzas; pero no se puede prescindir de la ayuda extranjera, y una política aislacionista sólo beneficiaría al enemigo.
   
5. Proclamación y puesta en práctica inmediata de un programa para el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Empezar por los siguientes puntos mínimos: supresión de los impuestos y contribuciones exorbitantes; reducción del arriendo de la tierra; restricción de la usura; mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros, de los soldados y suboficiales y de los empleados, y asistencia a las víctimas de las calamidades naturales. Estas nuevas medidas aumentarán el poder adquisitivo del pueblo, harán prosperar el comercio y animarán la actividad financiera, y de ningún modo desquiciarán las finanzas del país, como alegan algunos. Esas medidas acrecentarán ilimitadamente nuestra fuerza para resistir al Japón y consolidarán los cimientos del gobierno.
   
6. Educación para la defensa nacional. Reformar radicalmente la política y el sistema educacionales. Renunciar a cuanto no sea urgente y a todas las medidas irrazonables. Los periódicos y publicaciones, el cine y el teatro, la literatura y el arte deben todos responder a los intereses de la defensa nacional. Prohibir la propaganda de los colaboracionistas.
   
7. Política financiera y económica de resistencia al Japón. La política financiera debe fundarse en el principio de "quien tenga dinero, que contribuya con dinero", y de confiscar los bienes de los
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imperialistas japoneses y de los colaboracionistas; la política económica debe basarse en el principio de boicotear las mercancías japonesas y estimular el consumo de los productos nacionales. Todo para la resistencia al Japón. La carencia de recursos proviene de medidas erróneas, y ciertamente puede superarse con la adopción de nuevas medidas políticas que correspondan a los intereses del pueblo. Es completamente absurdo afirmar que es irremediable la situación financiera y económica de un país como China con un territorio tan vasto y una población tan numerosa.
   
8. Unión de todo el pueblo, el gobierno y las fuerzas armadas de China para erigir la inquebrantable Gran Muralla del frente único nacional. La aplicación de la línea política de resistencia armada y de las medidas arriba enumeradas depende de este frente único. Aquí la clave es la estrecha cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista. Que el gobierno, las fuerzas armadas, todos los partidos y grupos políticos y el pueblo entero se unan sobre la base de esta cooperación. La consigna de "Unirse con toda sinceridad y hacer frente a la crisis nacional" no debe limitarse a bellas palabras, sino que ha de traducirse en hermosas acciones. La unidad debe ser verdadera; es inadmisible proceder con engaños y estratagemas. Debe haber mayor generosidad y una visión más amplia en el manejo de los asuntos del Estado. De nada sirven en efecto los cálculos mezquinos, las triquiñuelas, el burocratismo y el "A-Q-ismo"[6]. Ineficaces en la lucha contra el enemigo, son sencillamente ridículos cuando se emplean contra los propios compatriotas. En toda cosa hay unos principios fundamentales y otros secundarios, y los últimos deben subordinarse a los primeros. Nuestros compatriotas deben considerar seriamente las cosas a la luz de los principios fundamentales, pues solamente así podrán orientar correctamente sus ideas y acciones. Hoy, todo aquel que no tenga un mínimo de sinceridad con respecto a la unidad, aunque nadie se lo reproche, ha de sentirse un poco avergonzado al examinar su conciencia en el silencio de la noche.
   
Esta serie de medidas para la realización de una decidida resistencia armada puede llamarse Programa de Ocho Puntos.
   
La línea política de decidida resistencia armada debe ir acompañada de esta serie de medidas; de lo contrario, la resistencia no podrá triunfar, el Japón seguirá agrediendo indefinidamente a China, y ésta, impotente ante él, difícilmente escapará a la suerte de Abisinia.
   
Todo aquel que sostenga sinceramente la línea política de decidida resistencia armada debe llevar a la práctica esta serie de medidas. Y
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la prueba de si uno está sinceramente por esta resistencia, es si adopta y aplica esta serie de medidas.
   
Hay otra serie de medidas, contraria en cada uno de sus puntos a la que hemos expuesto:
   
No la movilización general de las fuerzas armadas, sino el rechazo a la movilización o la retirada.
   
No la libertad para el pueblo, sino la opresión.
   
No un gobierno de defensa nacional basado en el centralismo democrático, sino un gobierno autocrático de burócratas, burgueses compradores, déspotas locales, shenshi malvados y terratenientes.
   
No una política exterior de resistencia al Japón, sino de sumisión a él.
   
No mejorar las condiciones de vida del pueblo, sino continuar exprimiéndolo, y dejarlo así sumido en sus sufrimientos e impotente para resistir al Japón.
   
No una educación para la defensa nacional, sino para la subyugación del país.
   
No una política financiera y económica de resistencia al Japón, sino la misma de hoy, u otra que beneficiaría aún más al enemigo y no a nuestro propio país.
   
No erigir la Gran Muralla del frente único nacional antijaponés, sino derribarla, o pronunciar discursos falaces sobre la "unidad", pero no hacer nada para lograrla.
   
Las medidas provienen de la línea política. Si la línea política es de no resistencia, todas las medidas reflejarán la no resistencia; hemos aprendido esta lección en los últimos seis años. Si la línea política es de decidida resistencia, se impone entonces aplicar una serie de medidas que corresponden a esta línea política: el Programa de Ocho Puntos.
muerte. Exigimos que el general Sung Che-yuan ponga inmediatamente en pie de guerra a todo el 29.� Cuerpo de Ejército[2] y lo envíe al frente para resistir a la agresión. Exigimos que el Gobierno Central de Nankín proporcione una ayuda efectiva al 29.� Cuerpo de Ejército, levante en seguida la interdicción impuesta a los movimientos patrióticos de las masas populares de todo el país y deje al pueblo desplegar plenamente su espíritu de resistencia, movilice sin demora para la guerra a todas las fuerzas de tierra, mar y aire del país y que, a fin de consolidar la retaguardia, liquide sin dilación a todos los colaboracionistas, vendepatrias y espías de los agresores japoneses ocultos en China. Llamamos al pueblo entero a apoyar con todas sus fuerzas la sagrada guerra de autodefensa contra el Japón. Nuestras consignas son: ¡Defendamos con las armas Peiping, Tientsín y el Norte de China! ¡defendamos la patria hasta la última gota de sangre! ¡Que todo el pueblo, el gobierno y las fuerzas armadas se unan y erijan la inquebrantable Gran Muralla del frente único nacional para resistir a la agresión japonesa! ¡Que el Kuomintang y el Partido Comunista cooperen estrechamente para rechazar los nuevos ataques de los agresores japoneses! ¡Expulsemos de China a los invasores japoneses!"
2) No se admitirá ningún cambio ilegal en la estructura administrativa de las provincias de Jopei y Chajar;
3) No se puede destituir ni reemplazar por exigencia de nadie a ningún funcionario local nombrado por el Gobierno Central;
4) Ninguna limitación debe ser impuesta al 29.� Cuerpo de Ejército respecto a sus actuales lugares de acantonamiento."
From Marx |
Apuntos sobre |
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[1]
Puente situado a poco más de diez kilómetros al Suroeste de Pekín. El 7 de julio de 1937, las fuerzas invasoras japonesas atacaron allí a la guarnición china. Bajo la influencia de la marea antijaponesa que agitaba al pueblo de todo el país, la guarnición opuso resistencia. Así comenzó la heroica Guerra de Resistencia del pueblo chino, que duró ocho años.
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[2]
Este Cuerpo de Ejército, que en un Principio formó parte del Ejército del Noroeste del Kuomintang mandado por Feng Yu-siang, se encontraba entonces
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acantonado en las provincias de Jopei y Chajar. Sung Che-yuan era su comandante, y Feng Chi-an, jefe de una de sus divisiones.
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[3]
El 31 de enero de 1931, el gobierno del Kuomintang promulgó el llamado "Decreto de emergencia en represión de las actividades contra la República", utilizando el arbitrario cargo de "actividades contra la República" como pretexto para perseguir y asesinar a patriotas y revolucionarios. Este Decreto dispuso brutales medidas represivas.
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[4]
Se refiere a las "Disposiciones generales para la censura de prensa", adoptadas por el gobierno del Kuomintang en agosto de 1934 para amordazar la voz del pueblo. Estas Disposiciones estipulaban que "todo artículo de prensa debe ser sometido a censura". En las regiones dominadas por el Kuomintang, todo escrito para la prensa debía someterse a la aprobación del censor del Kuomintang, quien podía mutilarlo o retenerlo.
[pág. 11]
[5]
Véase "Las tareas del Partido Comunista de China en el período de la resistencia al Japón", 8, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.
[pág. 11]
From Marx to Mao |