Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1976
(3a impresión 1976)
pág. 425
20 de febrero de 1940
    Es muy significativo que hoy los representantes de todos los sectores de la población de Yenán se congreguen aquí, en un acto para fundar la Asociación por la Promoción del Régimen Constitucional y que todo el mundo se interese en la cuestión constitucional. ¿Cuál es el propósito de esta Asociación? Favorecer la expresión de la voluntad popular y contribuir a la victoria sobre el Japón y a la construcción de una nueva China.
   
La resistencia al Japón, que todos apoyamos, se está llevando a cabo, y ahora todo el problema consiste en mantenerla. Pero, hay algo más, y es la democracia, que no ha sido realizada todavía. Tanto ésta como aquella son hoy de importancia primordial para China. Sin duda, China carece de muchas cosas, pero las principales son dos: independencia y democracia. Con que falte una u otra, los asuntos de China no marcharán bien. Mientras a China le faltan estas dos cosas, le sobran otras dos. ¿Cuáles? La opresión imperialista y la opresión feudal. Por culpa de ellas, China se ha convertido en un país colonial, semicolonial y semifeudal. En la actualidad, lo que necesita principalmente todo el pueblo es independencia y democracia; por eso
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tenemos que destruir al imperialismo y al feudalismo. Tenemos que destruirlos resuelta y definitivamente, y sin el más mínimo asomo de piedad. Algunos afirman que lo único que se necesita es construcción y no destrucción. Cabe preguntar entonces: ¿No hay que destruir a Wang Ching-wei? ¿Ni al imperialismo japonés? ¿Ni al sistema feudal? Sin destruir estos males, toda construcción es inconcebible. Sólo destruyéndolos China podrá salvarse y emprender su construcción; de otra manera, todo será delirar y nada más. Sólo con la destrucción de lo viejo y podrido, será posible la construcción de lo nuevo y sano. Combinando la independencia con la democracia, se logrará una resistencia basada en la democracia, es decir, una democracia al servicio de la resistencia. Sin democracia la resistencia fracasará. Sin democracia será imposible proseguir la resistencia; con ella, la victoria será nuestra aunque tengamos que resistir ocho o diez años.
   
¿Qué es el régimen constitucional? Es un régimen democrático. Estoy de acuerdo con lo que acaba de decir nuestro viejo camarada Wu[1]. Pero, ¿qué clase de régimen democrático necesitamos hoy? El régimen de nueva democracia, el régimen constitucional de nueva democracia. No el de la pretendida democracia, viejo, caduco y de estilo europeo-norteamericano, que es la dictadura burguesa, y tampoco, por el momento, la democracia de tipo soviético, que es la dictadura del proletariado.
   
La democracia de viejo tipo, practicada en otros países, está hoy en decadencia y se ha hecho reaccionaria. En ninguna circunstancia podemos aceptarla. El régimen constitucional del que hablan los recalcitrantes chinos es la democracia burguesa de viejo tipo existente en el extranjero. Ellos pregonan su deseo de tal régimen constitucional, pero en realidad no lo quieren, y hablan de él sólo para engañar al pueblo. Lo que en verdad desean es la dictadura fascista de un solo partido. La burguesía nacional china sí quiere realmente este tipo de régimen constitucional, y anhela establecer en China la dictadura burguesa; pero nunca lo conseguirá, pues el pueblo chino no lo desea, ni acepta la dictadura uniclasista de la burguesía. Los asuntos de China tienen que ser decididos por la gran mayoría de los chinos; el monopolio del Poder por la burguesía ha de ser rechazado de plano. ¿Y la democracia socialista? Claro que es algo muy bueno, y en el futuro se realizará en todo el mundo. Pero, hoy en China es impracticable todavía y, en consecuencia, tenemos que pasarnos sin ella por el momento. Sólo cuando las condiciones estén dadas, será posible poner en práctica la democracia socialista. El tipo de régimen
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democrático que necesitamos ahora no es el viejo ni tampoco el socialista, sino el de nueva democracia, que corresponde a las actuales condiciones de China. El régimen constitucional que nos disponemos a implantar debe ser de nueva democracia.
   
¿Qué es el régimen constitucional de nueva democracia? Es la dictadura conjunta de las diversas clases revolucionarias sobre los colaboracionistas y reaccionarios. Alguien dijo una vez: "Si hay comida, que la compartan todos." Me parece que esto puede servir de metáfora ilustrativa de la nueva democracia. Puesto que la comida debe ser compartida por todos, es inadmisible que un solo partido, grupo o clase ejerza la dictadura. Esta idea la expresó muy bien el Dr. Sun Yat-sen en el "Manifiesto del I Congreso Nacional del Kuomintang", en el que dice:
   
"En los Estados modernos, el llamado sistema democrático está en general monopolizado por la burguesía y se ha convertido simplemente en un instrumento de opresión contra la gente sencilla. En cambio, según el Principio de la Democracia sostenido por el Kuomintang, el sistema democrático es un bien común de toda la gente sencilla y no se permite que sea propiedad exclusiva de unos pocos."
Camaradas, para el estudio del régimen constitucional debemos leer toda clase de libros, pero en particular este Manifiesto, y grabarnos en la memoria las palabras que acabamos de citar. "[. . .] es un bien común de toda la gente sencilla y no se permite que sea propiedad exclusiva de unos pocos": he aquí el contenido concreto del régimen constitucional de nueva democracia al que nos referimos, es decir, la dictadura democrática conjunta de las diversas clases revolucionarias sobre los colaboracionistas y reaccionarios; éste es el régimen constitucional que necesitamos hoy. Tal debe ser también el régimen constitucional de frente único antijaponés.
   
La reunión de hoy tiene por objeto apremiar el establecimiento de un régimen constitucional. ¿Por qué tenemos que "apremiar"? Si todos avanzaran, nadie tendría que ser apremiado. ¿Por qué nos hemos tornado la molestia de celebrar esta reunión? Precisamente porque algunos, en vez de avanzar, están tendidos, inmóviles y se niegan a progresar. No sólo rehusan marchar adelante, sino que quieren retroceder. Aun si se les exhorta a avanzar, prefieren morir antes que hacerlo; a tales sujetos los llamamos recalcitrantes. Y son tan recalcitrantes que hemos tenido que celebrar esta reunión para "apremiar-
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los". ¿De donde proviene la palabra "apremiar"? ¿Quién la aplicó por primera vez en este sentido? No hemos sido nosotros, sino un gran hombre por todos respetado, el Dr. Sun Yat-sen, quien dijo: "Durante cuarenta años me he dedicado a la causa de la revolución nacional". En su Testamento podemos leer lo siguiente: "En los últimos días he recomendado la instauración de la Asamblea Nacional, [. . .] es particularmente necesario `apremiar' su realización en el plazo más breve posible. Esta es mi más ferviente recomendación." Camaradas, no se trata de una "recomendación" común, sino de una "ferviente recomendación". Una "ferviente recomendación" no es una cualquiera. ¿Cómo puede ser ignorada a la ligera? El dijo además: "en el plazo más breve posible"; no es el más largo, no es un plazo relativamente largo, ni es un plazo simplemente breve, sino "el plazo más breve posible". Si queremos que la Asamblea Nacional se haga realidad en el plazo más breve posible, tenemos que "apremiar" por ella. Hace quince años que murió el Dr. Sun, pero hasta la fecha no ha sido instaurada la Asamblea Nacional que él propugnaba. Armando cada día alboroto en torno al régimen de tutela, se ha dilapidado inútilmente el tiempo; el plazo más breve posible ha sido estirado hasta convertirlo en el más largo; y todavía se invoca continuamente el nombre del Dr. Sun. ¡Cómo censuraría el espíritu del Dr. Sun a estos indignos sucesores suyos! Ahora está perfectamente claro que sin "apremiar" no habrá el menor avance; es necesario "apremiar", porque son muchos los que están echando hacia atrás, y muchos otros no han despertado todavía.
   
Como algunos no avanzan, tenemos que apremiarlos; como otros avanzan con lentitud, tenemos que hacer otro tanto con ellos. Esta es la razón por la cual hemos creado tantas asociaciones para la promoción del régimen constitucional, entre los jóvenes, las mujeres y los obreros, en las escuelas, las entidades oficiales y las unidades armadas. Todas ellas han trabajado con entusiasmo y han conseguido éxitos. Y hoy fundamos la asociación general con el objeto de apremiar, todos juntos, la instauración del régimen constitucional y la aplicación de las enseñanzas del Dr. Sun Yat-sen.
   
Algunos dicen: "Ustedes están en Yenán y ellos se encuentran en distintos lugares. ¿De qué sirve entonces que ustedes los apremien, si ellos no se dan por enterados?" De algo sirve, porque los acontecimientos se desarrollan, y esa gente tendrá que darse por enterada. Si celebramos más reuniones, escribimos más artículos, pronunciamos más discursos y enviamos más telegramas, es imposible que se nieguen
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a escucharnos. En mi opinión, las numerosas asociaciones que creamos en Yenán para apremiar el establecimiento del régimen constitucional tienen dos propósitos: primero, estudiar el problema y, segundo, apremiar. ¿Por qué tenemos que estudiar? Porque, como ellos no avanzan, hemos de apremiarlos; y si nos preguntan: "¿Por que nos apremian?", tendremos que darles una respuesta. Y para ello, hay que hacer un serio estudio del cómo y el porqué del régimen constitucional. Nuestro viejo camarada Wu acaba de decir muchas cosas al respecto. Todas las escuelas, entidades oficiales, unidades del ejército y sectores de la población deben estudiar el problema el régimen constitucional que enfrentamos hoy.
   
Una vez que hayamos estudiado el tema, podremos empujar a la gente a que avance. Empujarla es "apremiarla", y si damos un empujón en todos los terrenos, las cosas se moverán gradualmente hacia adelante. Después, numerosas pequeñas corrientes confluirán formando un gran río que arrastrará todo lo podrido e inmundo, y entonces aparecerá el régimen constitucional de nueva democracia. El efecto de semejante empujón será muy grande. Nuestras actividades en Yenán no pueden dejar de influir en todo el país.
   
Camaradas, ¿creen ustedes que, una vez efectuadas las reuniones y enviados los telegramas, esos recalcitrantes se sentirán anonadados, marcharán adelante: y obedecerán nuestras órdenes? No, no son tan dóciles. Muchos de ellos se han graduado en escuelas especiales para la preparación de recalcitrantes. Son recalcitrantes hoy, lo serán mañana, e incluso pasado mañana. ¿Qué es un recalcitrante? Es una persona anquilosada, retrógrada, que no avanzará hoy, tampoco mañana, ni pasado mañana. Así es el recalcitrante. Hacernos oír de esta gente no es cosa fácil.
   
En cuanto a los regímenes constitucionales instaurados hasta hoy en el mundo, ya sea en Inglaterra, Francia, los Estados Unidos o la Unión Soviética, ha sido siempre después del triunfo de la revolución cuando se ha promulgado una ley fundamental, una constitución, para reconocer la existencia de hecho de la democracia. Pero el caso de China es distinto. En China no ha triunfado todavía la revolución y, excepto en zonas como nuestra Región Fronteriza, el régimen democrático aún no es una realidad. El hecho es que China se encuentra bajo un régimen semicolonial y semifeudal; e incluso si se promulgara una buena constitución, ésta sería inevitablemente obstaculizada por las fuerzas feudales y obstruida por los recalcitrantes, y en consecuencia, sería imposible ponerla en práctica felizmente. Así, el presente
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movimiento por un régimen constitucional tiene que luchar por una democracia que aún no ha sido alcanzada, y no se hace para reconocer una democracia ya existente. Se trata de una gran batalla; no es nada fácil ni sencillo.
   
Incluso aquellos que se han opuesto siempre al régimen constitucional[2], han comenzado a hablar de él. ¿Por qué? Porque, presionados por el pueblo, que está luchando contra los japoneses, se ven obligados a contemporizar un poco. Armando un gran jaleo con tambores y trompetas, hasta llegan a decir a voz en cuello: "¡Hemos preconizado siempre un régimen constitucional!" Hace años que oímos hablar del régimen constitucional, pero hasta la fecha no hemos visto ni sombra de él. Esa gente dice una cosa y actúa de otra manera; esto se llama doblez en el problema del régimen constitucional. La doblez es el verdadero rasgo de su "preconizado siempre". Los recalcitrantes de hoy son precisamente esta gente con dos caras. El régimen constitucional de que hablan es un fraude. En un futuro no muy lejano, tal vez ustedes podrán ser testigos de la promulgación de una constitución y del nombramiento de un presidente, por añadidura. Pero, ¿la democracia y la libertad? ¡Quién sabe cuándo se las van a conceder! Si de constituciones se trata, China ya tuvo una. ¿No fue Tsao Kun[3] quien la promulgó? Sin embargo, ¿dónde estaban la democracia y la libertad? En cuanto a presidentes, ya ha habido muchos; el primero, Sun Yat-sen, fue un buen presidente. Pero fue depuesto por Yuan Shi-kai. El segundo fue Yuan Shi-kai; el tercero, Li Yuan-jung[4]; el cuarto, Feng Kuo-chang[5]; y el quinto, S� Shi-chang[6]; ¡no han sido pocos! Pero, ¿en qué se diferenciaron de los despóticos emperadores? Tanto la constitución como los presidentes fueron imposturas. El "régimen constitucional" y el "régimen democrático" de países como Inglaterra, Francia y los Estados Unidos son hoy, en realidad, regímenes de caníbales. Lo mismo puede decirse de muchos países de la América Central y del Sur, que exhiben el letrero de repúblicas, pero donde no hay en realidad ni rastro de democracia. Sucede igual con los recalcitrantes de la China actual. Hablan del régimen constitucional sólo para "vender carne de perro exhibiendo una cabeza de cordero". Venden la carne de perro de su dictadura unipartidista poniendo como muestra la cabeza de cordero del régimen constitucional. No los ataco gratuitamente; mis palabras están bien fundadas pues mientras ellos hablan del régimen constitucional, no conceden al pueblo ni un ápice de libertad.
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Camaradas, un auténtico régimen constitucional nunca puede conseguirse fácilmente; sólo se logra a través de una ardua lucha. Por eso, no esperen ustedes que, una vez concluidas estas reuniones, enviados los telegramas y escritos los artículos, tendrán enseguida un régimen constitucional. Ni tampoco pueden creer que cuando el Consejo Político Nacional[7] apruebe una resolución, el Gobierno Nacional publique un decreto, y la Asamblea Nacional[8] se instaure el 12 de noviembre, promulgue una constitución, e incluso elija un presidente de la República, todo irá viento en popa y reinará la paz sobre la Tierra. Esto es imposible; no hay que dejarse confundir. Tenemos que explicar con claridad la situación al pueblo, a fin de que no se desoriente. Las cosas no son tan fáciles.
   
Entonces, ¿está todo perdido? ¿Son tales las dificultades que no hay esperanzas de lograr el régimen constitucional? No, eso tampoco es cierto. Todavía hay esperanzas, y, más aún, grandes esperanzas; con toda certeza China llegará a ser un Estado de nueva democracia. ¿Por qué lo afirmamos? Las dificultades para establecer un régimen constitucional se deben a que los recalcitrantes crean perturbaciones. Pero, éstos no pueden ser recalcitrantes de por vida, lo cual nos hace albergar grandes esperanzas. En todo el mundo, los recalcitrantes pueden comportarse como tales hoy, mañana, e incluso pasado mañana, pero no eternamente, y al fin tendrán que cambiar. Ahí tienen a Wang Ching-wei; fue recalcitrante durante largo tiempo, pero cuando le fue imposible desempeñar más ese papel en el campo de la Resistencia, tuvo que echarse en brazos del Japón. Otro ejemplo es el de Chang Kuo-tao, quien también fue recalcitrante durante mucho tiempo, pero puso pies en polvorosa después de que lo combatimos en una serie de reuniones. En realidad, los recalcitrantes son testarudos, pero no inmutables; después de serlo por un cierto tiempo, terminan por cambiar, se convierten en algo tan despreciable como heces de perro. Algunos han tenido un cambio positivo, también como resultado de la continua lucha que hemos llevado a cabo contra ellos; han reconocido sus errores y se han enmendado. Sea como fuere, los recalcitrantes cambiarán. En todo momento tienen entre manos diversas intrigas: cómo sacar beneficios a expensas de otros, cómo actuar con doblez, etc. Pero cada vez les sale el tiro por la culata. Siempre empiezan por causar daño a otros y terminan perjudicándose a sí mismos. Una vez dijimos que Chamberlain estaba "levantando una piedra sólo para dejarla caer sobre sus propios pies",
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y nuestras palabras han sido confirmadas. En el pasado, Chamberlain soñaba en utilizar a Hitler a modo de piedra para lanzarla contra los pies del pueblo soviético; pero en aquel día de septiembre del año pasado, cuando estalló la guerra entre Alemania, por un lado, e Inglaterra y Francia, por el otro, la piedra que levantaba Chamberlain cayó sobre sus propios pies y aún continúa haciéndole daño. También existen en China muchos ejemplos parecidos. Yuan Shi-kai deseaba aplastar los pies del pueblo, pero terminó por aplastarse los suyos, y murió después de haber sido emperador por unos pocos meses[9]. Tuan Chi-yui, S� Shi-chang, Tsao Kun, Wu Pei-fu y otros, pretendieron reprimir al pueblo, pero todos ellos terminaron siendo derrocados por éste. Todo aquel que intenta beneficiarse a expensas de otros acaba mal.
   
Creo que los recalcitrantes anticomunistas de hoy no pueden escapar a esta regla, a menos que avancen. Pretenden utilizar la "unificación" como pretexto altisonante para suprimir la progresista Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, los progresistas VIII Ejército y Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército, el progresista Partido Comunista y las organizaciones populares progresistas. Tienen una serie de planes por el estilo. Pero, a mi juicio, el resultado futuro no será en absoluto la liquidación de los progresistas por los recalcitrantes, sino a la inversa. Los recalcitrantes no podrán evadir esta suerte a menos que ellos mismos marchen hacia adelante. Por eso, les hemos aconsejado con frecuencia que no ataquen al VIII Ejército, al Partido Comunista, ni a la Región Fronteriza. Si, de todas maneras, persisten en ello, deben tener redactada una resolución con el siguiente encabezamiento: "Decididos a autoeliminarnos y a ofrecer al Partido Comunista la oportunidad de acrecentar considerablemente sus fuerzas, nosotros, los recalcitrantes, asumimos la responsabilidad de atacar al Partido Comunista y a la Región Fronteriza." Los recalcitrantes han tenido rica experiencia en el "exterminio de los comunistas", y son libres de volver a hacerlo si así lo desean. Bien comidos y bien dormidos como están, si todavía tienen ganas de "exterminar", que lo hagan. Pero en tal caso, que se preparen para ver realizada dicha resolución, pues esto es inevitable. El "exterminio de los comunistas" perpetrado en los diez años pasados, se llevó a cabo invariablemente de acuerdo con esa resolución. Todo "exterminio" futuro igualmente tendrá que hacerse en conformidad con ella. En vista de eso, les aconsejo que no se lancen a ningún
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"exterminio". Lo que el pueblo entero anhela es la resistencia, la unidad y el progreso, y no el "exterminio de los comunistas". Por lo tanto, quien intente "exterminar a los comunistas" está condenado al fracaso.
   
En pocas palabras, toda acción regresiva conduce a un resultado contrario a los deseos originales de su promotor. Esta regla no tiene excepción ni en el pasado ni en el presente, ni en China ni en el extranjero.
   
Lo mismo sucede hoy con el régimen constitucional. Si los recalcitrantes persisten en su oposición al régimen constitucional, el resultado será desde luego contrario a sus deseos. El movimiento por un régimen constitucional no seguirá nunca el derrotero trazado por los recalcitrantes, sino que, en contra de sus deseos, seguirá inevitablemente el rumbo trazado por el pueblo. Y de ello no hay duda, porque así lo exigen el pueblo de todo el país, el desarrollo histórico de China y la tendencia general de los acontecimientos mundiales, y ¿quién puede oponer resistencia a esto? Es imposible hacer volver atrás las gigantescas ruedas del carro de la historia. No obstante, la tarea que emprendemos requiere tiempo y no puede realizarse de la noche a la mañana; reclama un gran esfuerzo y no puede cumplirse de cualquier manera; exige la movilización de las grandes masas populares, y no puede ser llevada a cabo por un solo par de manos. Está muy bien que nos hayamos reunido hoy; después de la reunión debemos escribir artículos, enviar telegramas y celebrar otras reuniones como ésta en las montañas Wutai, en las montañas Taijang, en el Norte y Centro y en el resto del país. Si seguimos trabajando de esta manera durante varios años, estaremos más o menos cerca de nuestra meta. Tenemos que cumplir bien esta tarea, alcanzar la democracia y la libertad, y poner en práctica el régimen constitucional de nueva democracia. Si en vez de actuar así, dejamos que los recalcitrantes hagan su camino, la nación será subyugada. Para evitar la subyugación, tenemos que trabajar tal como se ha señalado. Este objetivo exige los esfuerzos de todos. Si lo hacemos así, habrá grandes esperanzas para nuestra causa. También es necesario entender que, después de todo, los recalcitrantes no son más que una minoría, mientras la inmensa mayoría no son recalcitrantes sino gente capaz de avanzar. Con la mayoría enfrentada a la minoría, más nuestros esfuerzos, la esperanza será aún mayor. Por eso digo que la tarea es difícil, pero la esperanza es grande.
   
* Discurso el camarada Mao Tse-tung ante la Asociación de Yenán por la Promoción del Régimen Constitucional. En aquel entonces. muchos camaradas el Partido, desorientados por la engañosa propaganda de Chiang Kai-shek sobre la instauración de un régimen constitucional, creían que el Kuomintang podría realmente establecerlo. En este discurso, el camarada Mao Tse-tung puso al descubierto la superchería de Chiang Kai-shek, arrebató de sus manos la propaganda sobre el régimen constitucional y la convirtió en un arma para despertar al pueblo a fin de que éste exigiera a Chiang Kai-shek democracia y libertad. De este modo, muy pronto Chiang Kai-shek se vio obligado a guardarse su falacia y durante toda la Guerra de Resistencia contra el Japón nunca más se atrevió a propagar su llamado régimen constitucional.
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Apuntos sobre |
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[1]
Se trata del camarada Wu Yu-chang, entonces presidente de la Asociación de Yenán por la Promoción el Régimen Constitucional.
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[2]
Se refiere a la camarilla reaccionaria del Kuomintang, encabezada por Chiang Kai-shek.
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[3]
En 1923" Tsao Kun, caudillo militar del Norte, se hizo elegir Presidente de la República sobornando a 590 miembros el Parlamento al precio de 5.000 yuanes de plata por cabeza; luego promulgó una constitución elaborada por estos parlamentarios y que se conoció como la "constitución de Tsao Kun" o la "constitución nacida del soborno".
[pág. 430]
[4]
En un principio fue comandante de brigada en las fuerzas de la dinastía Ching. Se vio obligado a adherirse a la revolución durante el Levantamiento de Wuchang en 1911 y llegó a ser gobernador militar de la provincia de Jupei. Posteriormente, durante la dominación de los caudillos militares del Norte, fue Vicepresidente y más, tarde, Presidente de la República.
[pág. 430]
[5]
Subordinado de Yuan Shi-kai, a cuya muerte pasó a ser jefe de la camarilla de Chili (Jopei) de los caudillos militares el Norte. En 1917 expulsó a Li Yuan-jung y se hizo así Presidente.
[pág. 430]
[6]
Politicastro al servicio de la camarilla de caudillos militares del Norte. En 1918, el Parlamento, controlado por Tuan Chi-yui, lo eligió Presidente.
[pág. 430]
[7]
Institución meramente consultiva que el gobierno del Kuomintang estableció a regañadientes, después de iniciada la Guerra de Resistencia contra el Japón. Sus miembros eran todos "seleccionados" por el gobierno el Kuomintang. Nominalmente estaba constituida por los representantes de todos los partidos y grupos políticos antijaponeses, pero, realmente, en ella dominaba la mayoría kuomintanista. No tenía ningún poder para influir en la política o medidas del gobierno kuomintanista. Como el Kuomintang chiangkaishekista se hacía cada vez más reaccionario, la proporción de los kuomintanistas y otros reaccionarios crecía en el Consejo mientras que el número de los elementos democráticos disminuía y su libertad de palabra era diariamente recortada, y así esta institución se convirtió en simple instrumento de los reaccionarios del Kuomintang. Después del Incidente el Sur de Anjui, ocurrido en 1941. los miembros comunistas el Consejo rehusaron varias veces asistir a sus sesiones, en señal de protesta contra las medidas reaccionarias el Kuomintang.
[pág. 431]
[8]
En septiembre de 1939, a propuesta del Partido Comunista y de los elementos democráticos de otros partidos y grupos políticos, la IV Sesión del Consejo Político Nacional aprobó una resolución en la que se reclamaba al gobierno del Kuomintang la instauración de una asamblea nacional en fecha determinada para establecer un régimen constitucional. En noviembre del mismo año, la VI Sesión Plenaria el Comité Ejecutivo Central del Kuomintang anunció que la Asamblea Nacional sería instaurada el 12 de noviembre de 1940. El Kuomintang aprovechó esta oportunidad para intensificar su propaganda engañosa. La resolución no fue puesta en práctica.
[pág. 431]
[9]
Yuan Shi-kai se proclamó emperador el 12 de diciembre de 1915, pero se vio obligado a renunciar a su título el 22 de marzo de 1916.
[pág. 432]
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