Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1962
PEKIN 1976
Segunda edición 1963
(5a impresión 1976)
pág. 449
    Dado que Leighton Stuart[1] es el símbolo de la completa derrota de la política de agresión de los EE.UU., resulta comprensible que la fecha escogida para la publicación del Libro Blanco de los EE.UU. haya sido el s de agosto, día en que Leighton Stuart ya había partido de Nankín para Washington, pero sin haber llegado aún. Leighton Stuart es un norteamericano nacido en China, donde mantuvo relaciones sociales bastante amplias y dirigió muchos años escuelas misioneras; estuvo una vez preso por los japoneses durante la Guerra de Resistencia; fingía amar tanto a China como a los EE.UU., y era bien capaz de embaucar a cierto número de chinos. De ahí que fuera escogido por George C. Marshall y nombrado embajador de los EE.UU. en China, y se convirtiera en una de las celebridades del grupo de Marshall. A los ojos de este grupo, tenía sólo un defecto, a saber, que todo el período en que estuvo de embajador en China como portador de la política de dicho grupo, fue precisamente el período en que el pueblo chino hizo fracasar totalmente esta política; semejante responsabilidad no era pequeña. Resulta muy natural que conviniera publicar el Libro Blanco, destinado a evadir esta responsabilidad, en el momento en que Leighton Stuart se encontraba ya en viaje, pero sin haber llegado aún a Washington.
    La guerra para convertir a China en una colonia norteamericana, guerra en que los EE.UU. suministran el dinero y las armas, y Chiang Kai-shek los hombres para luchar por los EE.UU. y asesinar a los chinos, ha sido una parte importante de la política de agresión mundial del imperialismo norteamericano después de la Segunda Guerra Mundial. La política de agresión de los EE.UU. apunta a varios blancos. Los tres principales son Europa, Asia y América. China es el centro de gravedad de Asia, es un gran país con una población de 475 millones de habitantes; al apoderarse de China, los EE.UU. se adueñarían de toda Asia. Consolidado su frente asiático, el
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imperialismo norteamericano podría concentrar sus fuerzas para atacar a Europa. En cuanto a su frente en América, lo considera relativamente sólido. He aquí el conjunto de las alegres cuentas de los agresores norteamericanos.
    Pero, en primer lugar, el pueblo norteamericano y los demás pueblos del mundo no quieren la guerra. En segundo lugar, la atención de los EE.UU. se ha visto absorbida en gran parte por el despertar de los pueblos de Europa, por el surgimiento de las Democracias Populares en Europa oriental y, particularmente, por la tenaz resistencia que a la política de agresión de los EE.UU. opone la Unión Soviética, baluarte de la paz, poderoso como jamás antes, que se alza en Europa y Asia. En tercer lugar, y esto es lo principal, el pueblo chino ha despertado, y las fuerzas armadas y las fuerzas organizadas de las masas populares, dirigidas por el Partido Comunista de China, se han hecho más poderosas que nunca. En consecuencia, la camarilla gobernante del imperialismo norteamericano se ha visto obligada a adoptar, en lugar de una política de ataques armados directos y amplios contra China, la política de ayudar a Chiang Kai-shek a hacer la guerra civil.
   
Fuerzas de mar, tierra y aire de los EE.UU. han participado en la guerra de China. Había bases navales norteamericanas en Chingtao, Shanghai y Taiwán. Tropas norteamericanas estaban estacionadas en Peiping, Tientsín, Tangshán, Chinjuangtao, Chingtao, Shanghai y Nankín. La fuerza aérea de los EE.UU. controlaba todo el espacio aéreo de China y fotografiaba todas sus zonas estratégicas para confeccionar mapas militares. En Anping, poblado cercano a Peiping, en Chiutai, cerca de Changchun, en Tangshán y en la península de Chiaotung, tropas o personal militar norteamericanos chocaron con el Ejército Popular de Liberación, el cual en varias ocasiones tomó prisioneros[2]. La flota aérea de Chennault intervino ampliamente en la guerra civil[3]. Además de transportar tropas para Chiang Kai-shek, la fuerza aérea norteamericana bombardeó y hundió el crucero Chungching, que se había sublevado contra el Kuomintang[4]. Todos éstos fueron actos de participación directa en la guerra, aunque no habían llegado a una abierta declaración de guerra, ni cobrado gran envergadura; la forma principal de agresión de los EE.UU. fue la de proporcionar a Chiang Kai-shek gran cantidad de dinero, municiones y consejeros para ayudarle a hacer la guerra civil.
   
El empleo de esta forma por los EE.UU. fue determinado por la situación objetiva de China y del resto del mundo, y no porque el
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grupo de Truman-Marshall, camarilla gobernante del imperialismo norteamericano, no quisiera agredir directamente a China. Además, al comenzar a ayudar a Chiang Kai-shek en la guerra civil, EE.UU. puso en escena una burda farsa, en la que desempeñó el papel de mediador en el conflicto entre el Kuomintang y el Partido Comunista; lo cual fue un intento de ablandar al Partido Comunista de China, engañar al pueblo chino y llegar así, sin combate, a controlar toda China. Fracasaron las negociaciones de paz, falló el engaño, y comenzó la guerra.
   
¡Desmemoriados liberales o "individualistas democráticos" que aún abrigan ilusiones con respecto a los EE.UU.! Fíjense en las propias palabras de Acheson:
   
"Cuando llegó la paz, los EE.UU. se encontraron en China frente a tres posibles alternativas: 1) habrían podido liar los bártulos y marcharse; 2) habrían podido intervenir militarmente en grandes proporciones para ayudar a los nacionalistas a destruir a los comunistas; 3) podrían, al ayudar a los nacionalistas a afirmar su Poder en la mayor parte posible de China, esforzarse por evitar una guerra civil trabajando por un compromiso entre ambas partes."
   
¿Por qué los EE.UU. no adoptaron la primera política? Acheson dice:
   
"La primera alternativa habría representado, y creo que así lo sentía la opinión pública norteamericana en esa época, el abandono de nuestras responsabilidades internacionales y de nuestra política tradicional de amistad hacia China antes de que hubiéramos hecho nosotros un esfuerzo decidido para remediar las cosas."
Resulta que las "responsabilidades internacionales" de los EE.UU. y su "política tradicional de amistad hacia China" no consisten sino en la intervención contra China. La intervención es calificada de cumplimiento de las responsabilidades internacionales y testimonio de amistad hacia China, y la no intervención es simplemente inadmisible. Aquí Acheson violenta a la opinión pública de los EE.UU.; la suya es la "opinión pública" de Wall Street, y no la opinión pública del pueblo norteamericano.
   
¿Por qué los EE.UU. no adoptaron la segunda política? Acheson dice:
   
"La segunda alternativa, si bien teórica y retrospectivamente puede parecer seductora, era del todo impracticable. Los na-
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¡Idea espléndida! Los EE.UU. suministran el dinero y las armas, y Chiang Kai-shek los hombres para luchar por los EE.UU. y asesinar a los chinos, para "destruir a los comunistas" y convertir a China en una colonia norteamericana, de modo que los EE.UU. puedan cumplir con sus "responsabilidades internacionales" y llevar a cabo su "política tradicional de amistad hacia China".
   
A pesar de la corrupción e incompetencia, de la "desmoralización" e "impopularidad" del Kuomintang, los EE.UU. le suministraron el dinero y las armas para que hiciera la guerra. La intervención armada directa estaba muy bien "teóricamente". A los propios gobernantes de los EE.UU. también les parece muy bien "retrospectivamente". Pues una empresa así habría sido en verdad interesante y habría podido "parecer seductora". Pero no habría funcionado en la práctica, pues "es obvio que el pueblo norteamericano no habría sancionado" tal cosa. No es que el grupo imperialista de Truman, Marshall, Acheson y sus congéneres no la deseara -- la deseaba mucho --, sino que la situación en China, en los EE.UU. y en el mundo entero (cosa que Acheson no menciona) no se la permitía; este grupo tuvo que renunciar a lo que prefería y adoptar el tercer camino.
   
¡Que escuchen aquellos chinos que creen que "la victoria es posible incluso sin ayuda internacional"! Acheson les está dando a ustedes una lección. Acheson es un buen maestro que da lecciones gratuitas, y cuenta toda la verdad con incansable celo y gran candor. Los EE.UU. se abstuvieron de enviar importantes fuerzas para atacar a China, no porque el Gobierno de los EE.UU. no lo quisiera, sino porque tenía
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sus temores. En primer lugar, temía que el pueblo chino se le opusiera, y temía verse metido en un pantano sin poder salir. En segundo lugar, temía que el pueblo norteamericano se le opusiera, y por ello no se atrevió a decretar la movilización. En tercer lugar, temía que los pueblos de la Unión Soviética, de Europa y de los demás países del mundo se le opusieran; quedaría así expuesto a la condenación universal. La encantadora franqueza de Acheson tiene sus límites; sobre el tercer temor él no quiere hablar. La razón es que tiene miedo de quedar en vergüenza ante la Unión Soviética; tiene miedo de que el Plan Marshall en Europa[5], que ya es un fracaso aunque se simula lo contrario, termine funestamente en completa ruina.
   
¡Que escuchen aquellos chinos liberales o individualistas democráticos de vista corta y pensamiento embrollado! Acheson les está dando a ustedes una lección; es un buen maestro para ustedes. Ha barrido de un solo escobazo todas las fantasías de ustedes acerca de la humanidad, la justicia y la virtud norteamericanas. ¿No es así? ¿Acaso pueden encontrar un ápice de humanidad, justicia o virtud en el Libro Blanco o en la carta de Acheson?
   
Cierto, los EE.UU. tienen ciencia y técnica; pero desgraciadamente éstas se hallan en manos de los capitalistas y no en las del pueblo, y son utilizadas para explotar y oprimir a éste dentro del país y para perpetrar agresiones y matanzas en el extranjero. También existe en los EE.UU. la "democracia"; pero desgraciadamente es sólo otro nombre para la dictadura de una sola clase: la burguesía. Los EE.UU. tienen mucho dinero; pero desgraciadamente sólo quieren dárselo a los reaccionarios chiangkaishekistas, podridos hasta la médula. Los EE.UU., se dice, están y estarán bien dispuestos a dar dinero a su quinta columna en China, pero no a los simples liberales o individualistas democráticos, que son demasiado librescos y no saben apreciar los favores, y menos aún, naturalmente, a los comunistas. Puede darse dinero, pero sólo a condición. ¿A condición de qué? De seguir a los EE.UU. En Peiping, Tientsín y Shanghai, los norteamericanos han desparramado alguna harina de socorro para ver quién se agacha a recogerla. Igual que Chiang Taikung cuando pescaba[6], han tirado el anzuelo para el pez que quiera tragarlo. Pero el que coma una pitanza distribuida con desprecio tendrá dolor de vientre[7].
   
Nosotros los chinos somos firmes de carácter. Muchos de los que antaño fueron liberales o individualistas democráticos se han puesto de pie frente a los imperialistas norteamericanos y sus lacayos,
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los reaccionarios kuomintanistas. Wen Yi-tuo, lleno de cólera, se alzó con toda su estatura, enfrentó airado las pistolas del Kuomintang y murió antes que someterse[8]. Chu Tsi-ching, aunque gravemente enfermo, prefirió morir de hambre a aceptar el "alimento de socorro" norteamericano[9]. Jan Yu, de la dinastía Tang, escribió Panegírico de Poyi [10], en elogio de un hombre de no pocas ideas "individualistas democráticas", quien eludió su deber para con el pueblo de su patria, desertó y se opuso a la guerra popular de liberación de ese entonces dirigida por el rey Wu. Alabó a quien no debía. Nosotros debemos escribir panegíricos de Wen Yi-tuo y de Chu Tsi-ching, que demostraron el espíritu heroico de nuestra nación.
   
¿Qué importa si tenemos que enfrentar algunas dificultades? ¡Que nos bloqueen! ¡Que nos bloqueen ocho o diez años! Para entonces estarán resueltos todos los problemas de China. ¿Se van acaso a acobardar los chinos ante las dificultades, cuando no temen ni a la muerte? Laotsi dijo: "El pueblo no teme a la muerte, ¿por qué amenazarlo con ella?"[11] El imperialismo norteamericano y sus lacayos, los reaccionarios chiangkaishekistas, no sólo nos han "amenazado" con la muerte, sino que han dado muerte a muchos de nosotros. En los últimos tres años, han matado, además de hombres como Wen Yi-tuo, millones de chinos, con armas norteamericanas como carabinas, ametralladoras, morteros, lanzacohetes, obuses, tanques, aviones y bombas. Esta situación se acerca ahora a su fin. Ellos han sido derrotados. No son ellos quienes nos atacan, sino nosotros quienes los atacamos. Tienen sus días contados. Cierto, algunos problemas que nos dejan, como el bloqueo, el desempleo, el hambre, la inflación y los precios en alza, son dificultades, pero ya hemos comenzado a respirar con mayor alivio que en los últimos tres años. Si hemos salido triunfantes de la prueba de los últimos tres años, ¿por qué no podemos vencer estas pocas dificultades de hoy? ¿Por qué no podemos vivir sin los EE.UU.?
   
Cuando el Ejército Popular de Liberación cruzó el río Yangtsé, el gobierno de Nankín, títere de los colonialistas norteamericanos, huyó a la desbandada. Sin embargo, Su Excelencia el embajador Stuart no se movió de su asiento, los ojos bien abiertos, con la esperanza de instalar otro negocio bajo nuevo rótulo y sacar algún provecho. Pero, ¿qué vio Stuart? Aparte del Ejército Popular de Liberación que pasaba columna tras columna y las muchedumbres de obreros, campesinos y estudiantes que se levantaban, vio algo más: vio a los liberales o individualistas democráticos chinos también salir en masa,
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gritando consignas y hablando de revolución junto a los obreros, campesinos, soldados y estudiantes. En resumen, fue abandonado "en su soledad, cuerpo y sombra en mutuo consuelo"[12]. No tenía nada que hacer, y debió ponerse en camino, la cartera bajo el brazo.
   
En China todavía hay algunos intelectuales y otras personas que poseen ideas confusas y abrigan ilusiones con respecto a los EE.UU. Por tanto, debemos convencerlos, ganarlos, educarlos y unimos con ellos, para que se pasen al lado del pueblo y no caigan en las celadas que les tiende el imperialismo. Pero está ya en completa bancarrota el prestigio del imperialismo norteamericano entre el pueblo chino, y el Libro Blanco es el acta de esta bancarrota. Los hombres avanzados deben hacer buen uso del Libro Blanco para educar al pueblo chino.
Leighton Stuart se ha marchado y el Libro Blanco ha Llegado. Muy bien. Muy bien. Ambos sucesos son dignos de festejarse.
cionalistas habían sido incapaces de destruir a los comunistas durante los diez años anteriores a la guerra. Ahora, después de la guerra, los nacionalistas, como se señala más arriba, estaban debilitados, desmoralizados y eran impopulares: Habían perdido rápidamente el apoyo popular y el prestigio en las regiones recuperadas a los japoneses, a consecuencia de la conducta de sus funcionarios civiles y militares. En cambio, los comunistas eran más fuertes que nunca y controlaban casi todo el Norte de China. Dada la ineficacia de las fuerzas nacionalistas, que se demostró más tarde en forma trágica, los comunistas quizá hubieran podido ser desalojados sólo por las fuerzas armadas norteamericanas. Es obvio que el pueblo norteamericano no habría sancionado, ni en 1945 ni más tarde, un compromiso tan colosal de nuestros ejércitos. Por eso llegamos a la tercera política en alternativa . . ."
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Apuntes sobre |
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[1]
John Leighton Stuart, nacido en China en 1876, fue siempre un fiel agente de la agresión cultural de los EE.UU. a China. En 1905 inició sus actividades como misionero en China y en 1919 llegó a ser rector de Yenching University, Fundada en Pekín por los EE.UU. El 11 de julio de 1946 fue nombrado embajador norteamericano en China. Apoyó activamente a los reaccionarios kuomintanistas en la guerra civil antipopular y realizó toda clase de intrigas políticas contra el pueblo chino. El 2 de agosto de 1949, como habían fracasado completamente todos los esfuerzos del imperialismo norteamericano por impedir la victoria de la revolución popular de China, Leighton Stuart tuvo que marcharse en silencio de nuestro país.
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[2]
A raíz de la rendición del Japón en 1945, tropas norteamericanas, con el propósito de perpetrar una agresión contra el territorio y la soberanía de China e intervenir en sus asuntos internos, desembarcaron en China y se instalaron en Peiping, Shanghai, Nankín, Tientsín, Tangshán, Kaiping, Chinjuangtao, Chingjái, Chingtao y otros lugares. Además, hicieron desde dichos puntos continuas incursiones en las regiones liberadas. El 29 de julio de 1946, las tropas norteamericanas estacionadas en Tientsín, en coordinación con las tropas bandidescas de Chiang Kai-shek, asaltaron Anping, distrito de Siangje, provincia de Jopei. Este fue el Incidente de Anping, mencionado en el texto. El 1� de marzo de 1947, militares norteamericanos efectuaron un reconocimiento de las posiciones del Ejército Popular de Liberación en Jesipao, situado entre Changchun y Chiutai, en el Nordeste de China. Este fue el Incidente de Chiutai. El 16 de junio de 1946, las tropas norteamericanas acantonadas en Tangshán, provincia de Jopei, hicieron una incursión en Sungchiaying y otros lugares; en julio, efectuaron otra en la aldea de Sanjechuangtsi, distrito de Luansien, y en la aldea de Sijenan, distrito de Changli, ambas cercanas a Tangshán. Este fue el Incidente de Tangshán. De los numerosos ataques a la península de Chiaotung, los más conocidos fueron los dos siguientes: uno
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realizado el 28 de agosto de 1947 por aviones y buques de guerra norteamericanos contra Langnuankou y la isla de Siaoli, distrito de Mouping, y otro, el 25 de diciembre de 1947 por tropas norteamericanas, en coordinación con las tropas bandidescas de Chiang Kai-shek, contra la aldea de Wanglintao, situada en el Norte del distrito de Chimo. A todos estos actos de agresión de las fuerzas norteamericanas contra las regiones liberadas, el Ejército Popular de Liberación y las fuerzas armadas populares locales les opusieron una firme y justa acción en defensa propia.
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[3]
Claire Lee Chennault, norteamericano, fue por algún tiempo consejero de las fuerzas aéreas del gobierno kuomintanista. Después de la rendición del Japón, organizó parte del personal de la XIV Fuerza Aérea norteamericana en un cuerpo de transporte aéreo para ayudar al Kuomintang a sostener la guerra civil. Este cuerpo tomó paste directa en los criminales actos de reconocimiento y bombardeo de las regiones liberadas.
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[4]
Véase el presente tomo, pág. 417, "Declaración del vocero del Alto Mando del Ejército Popular de Liberación de China con motivo de los actos de violencia cometidos por buques de guerra ingleses", nota 4.
[pág. 450]
[5]
El 5 de junio de 1947, el Secretario de Estado norteamericano George C. Marshall pronunció en la Universidad de Harvard un discurso, en el cual formuló un plan de "ayuda" norteamericana destinada a la rehabilitación de Europa. El "Programa de recuperación europea", trazado más tarde por el Gobierno norteamericano sobre la base de dicho discurso, se conoció con el nombre de "Plan Marshall".
[pág. 453]
[6]
Chiang Taikung vivió bajo la dinastía Chou. Según una leyenda popular, se puso a pescar una vez en el río Weishui con un anzuelo recto, sin cebo y a tres pies sobre el agua, diciendo: "Que pique el pez que esté predestinado a ser cogido." (De Cuentos de la Expedición del Rey Wu contra la Dinastía Yin.)
[pág. 453]
[7]
"Pitanza distribuida con desprecio" se refiere a las limosnas dadas como insulto. Alude a un relato de Libro de los Ritos, en que se cuenta cómo un hombre hambriento en el principado de Chi prefirió morir de hambre a aceptar el alimento que le dieron en forma insultante.
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[8]
Wen Yi-tuo (I899-1946), famoso poeta, sabio y catedrático chino. En 1943 llevado del odio implacable hacia la reacción y corrupción del gobierno de Chiang Kai-shek, empezó a tomar parte activa en la lucha por la democracia. Después de la Guerra de Resistencia contra el Japón, luchó enérgicamente contra la guerra civil antipopular que trataba de desencadenar el Kuomintang en confabulación con el imperialismo norteamericano. El 15 de julio de 1946, fue asesinado en Kunming por los bandidos del Kuomintang.
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[9]
Chu Tsi-ching (1898-1948), literato contemporáneo y profesor universitario chino. Después de la Guerra de Resistencia, apoyó activamente el movimiento estudiantil contra el régimen de Chiang Kai-shek. En junio de 1948 suscribió una declaración en la que se protestaba contra el apoyo de los EE.UU. al renacimiento del militarismo japonés y se rechazaba la harina del "socorro norteamericano". Vivía entonces en una pobreza extrema. Murió en Peiping el u de agosto de 1948, de miseria y enfermedad, pero hasta en el lecho de muerte advirtió a su familia que no comprase la harina norteamericana racionada por el gobierno del Kuomintang.
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[10]
Poyi, que vivió hacia fines de la dinastía Yin, se opuso a la expedición del rey Wu de la dinastía Chou contra la Corte de Yin. Después de la caída de ésta huyó al monte Shouyang y prefirió morir de hambre antes que alimentarse del grano de la dinastía Chou.
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[11]
Cita de Laotsi, cap. LXXIV.
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[12]
Cita del Memorial al Emperador de Li Mi (224-287).
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