Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1972
(2a impresión 1972)
pág. 137
5 de octubre de 1943
    Del 6 al 13 de septiembre, el Kuomintang celebró la XI Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central, y del 18 al 27 del mismo mes el gobierno del Kuomintang realizó la II Sesión del III Consejo Político Nacional. Ahora, cuando estamos en posesión de todos los materiales de ambas reuniones, podemos hacer un comentario general.
   
La situación internacional se encuentra ya en vísperas de un gran cambio, cuya inminencia es sentida ahora por todo el mundo. Las potencias europeas del Eje la sienten, y Hitler está adoptando la política del último forcejeo. Este cambio es principalmente obra de la Unión Soviética, que está ahora aprovechándolo: el Ejército Rojo, arrollándolo todo, ya ha llegado hasta el Dniéper, y una nueva ofensiva de invierno lo llevará hasta las viejas, si no hasta las nuevas, fronteras soviéticas. También Inglaterra y los Estados Unidos intentan aprovechar este cambio: Roosevelt y Churchill esperan el momento en que Hitler se encuentre al borde de su caída para lanzarse sobre Francia. En resumen, la máquina de guerra del fascismo alemán pronto se hará pedazos, el problema de la guerra antifascista en Europa está ya en vísperas de la solución total, y la Unión Soviética es la principal fuerza en el aniquilamiento del fascismo. El nudo de la guerra antifascista mundial está en Europa; la solución del problema allí, decidirá la suerte de los dos grandes campos del mundo: el fascista y el antifascista. Los imperialistas japoneses se sienten en un callejón sin salida, e igualmente su política sólo puede ser la de reunir todas sus
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fuerzas para una lucha de último forcejeo. En China, recurren a las operaciones de "limpieza" contra los comunistas y buscan seducir al Kuomintang para que capitule.
   
El Kuomintang también siente el cambio. Frente a esta situación, experimenta tanto alegría como miedo. Alegría, porque imagina que, terminada la guerra en Europa, Inglaterra y los Estados Unidos tendrán las manos libres para luchar por él contra el Japón, y así podrá volver a Nankín sin ningún esfuerzo. Miedo, porque con la caída de las tres potencias fascistas, el mundo entrará en una grandiosa época de liberación sin precedentes en la historia de la humanidad, y la dictadura fascista feudal-compradora del Kuomintang se convertirá en un islote perdido en un inmenso océano de libertad y democracia; teme que su propio fascismo, con su divisa "un partido, una doctrina, un jefe", sea tragado por las olas.
   
Al principio, el Kuomintang pretendía que la Unión Soviética se batiera sola contra Hitler y procuraba instigar a los invasores japoneses para que la atacaran, de modo que el país del socialismo fuera destruido o, al menos, quedara gravemente quebrantado; pretendía además que Inglaterra y los Estados Unidos no abrieran un segundo o tercer frente en Europa, sino que trasladaran todas sus fuerzas a Oriente para aplastar primero al Japón y luego al Partido Comunista de China, antes de ocuparse de ninguna otra cosa. Precisamente con este inconfesable propósito, el Kuomintang vociferó al comienzo: "Asia antes que Europa", y más tarde: "Igual atención a Asia que a Europa". En agosto de este año, hacia el final de la Conferencia de Quebec, cuando Roosevelt y Churchill llamaron a esa ciudad a T. V. Soong, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del Kuomintang, y cambiaron con él unas cuantas palabras, los kuomintanistas se pusieron a pregonar que "Roosevelt y Churchill están volviendo su mirada hacia Oriente; el plan de `Europa antes que Asia' ha cambiado", que "la Conferencia de Quebec es una conferencia de las tres grandes potencias: Inglaterra, los Estados Unidos y China", etc., y jubilosos, se dedicaron a darse bombo. Pero, ésta fue la última ocasión de júbilo para el Kuomintang. Desde entonces, su humor ha cambiado algo; sus consignas de "Asia antes que Europa" e "Igual atención a Asia que a Europa" han sido relegadas al museo de la historia, y ahora, probablemente el Kuomintang está fraguando nuevas estratagemas. Quizás, la XI Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang y la II Sesión del Consejo Político Nacional,
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controlada por el Kuomintang, marquen el comienzo de estas nuevas estratagemas.
   
La XI Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang acusó calumniosamente al Partido Comunista de "sabotear la Resistencia y poner en peligro a la nación", y al mismo tiempo se declaró por una "solución política" y "preparativos para establecer un régimen constitucional". Controlada y manipulada por la mayoría kuomintanista, la II Sesión del III Consejo Político Nacional aprobó resoluciones contra el Partido Comunista, que en líneas generales coinciden con las de la XI Sesión Plenaria. Además, esta última "eligió" a Chiang Kai-shek presidente del gobierno del Kuomintang, a fin de reforzar el aparato dictatorial.
   
Después de la XI Sesión Plenaria, ¿qué puede planear el Kuomintang? Hay solamente tres posibilidades:
   
1) capitular ante el imperialismo japonés;
   
Adaptándose a los designios de los imperialistas japoneses de "golpear a los comunistas y cortejar al Kuomintang", los derrotistas y capitulacionistas en el seno del Kuomintang han abogado siempre por la capitulación. Han intentado constantemente provocar una guerra civil anticomunista que, no bien comenzara, imposibilitaría desde luego la resistencia al Japón, dejando la capitulación como única posibilidad. El Kuomintang ha concentrado en el Noroeste un enorme ejército de cuatrocientos a quinientos mil hombres, y furtivamente sigue trasladando allí más fuerzas de otros frentes. Por lo que parece, sus generales están llenos de arrogancia, pues afirman: "Tomar Yenán no es ningún problema." Esto es lo que han dicho luego de escuchar en la XI Sesión Plenaria el discurso del señor Chiang Kai-shek en el que declaró que el problema del Partido Comunista "es un problema político y debe resolverse por medios políticos", y después de que dicha Sesión adoptó sus resoluciones, que concuerdan en líneas generales con el discurso de Chiang. El año pasado se adoptaron resoluciones similares en la X Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, y aún no se había secado la tinta cuando esos generales, siguiendo órdenes superiores, hicieron los planes militares para liquidar la Región Fronteriza; en junio y julio de este año, trasladaron fuerzas en preparación de un ataque relámpago contra dicha Región, y sólo debido a la oposición de la opinión pública nacional y extranjera,
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la conspiración fue archivada temporalmente. De nuevo ahora, apenas la tinta de las resoluciones de la XI Sesión Plenaria ha dejado su marca sobre el papel, llegan informes sobre las bravatas de los generales y los movimientos de tropas. ¿Qué significa "Tomar Yenán no es ningún problema"? Significa la decisión de capitular ante el imperialismo japonés. No todos los miembros del Kuomintang que están en favor de "tomar Yenán" son necesariamente capitulacionistas conscientes y decididos. Algunos de ellos quizá piensen: "Combatimos a los comunistas y al mismo tiempo seguimos resistiendo al Japón." Así es probablemente como discurren muchos militares del grupo de Juangpu[1]. Pero a los comunistas nos gustaría hacer las siguientes preguntas a estos caballeros: ¿Han olvidado ustedes las lecciones de los diez años de guerra civil? Una vez iniciada otra guerra civil, ¿los capitulacionistas decididos les permitirán continuar la resistencia al Japón? ¿Les permitirán los japoneses y Wang Ching-wei continuar esa resistencia? ¿Se encuentran ustedes tan fuertes como para sostener a la vez una guerra civil y una guerra contra el invasor? Dicen tener tres millones de hombres, pero su ejército está tan desmoralizado que la gente lo compara a dos canastos de huevos suspendidos de un balancín: un choque y ¡se acabó! Esto es lo que ha ocurrido sin excepción en las campañas sostenidas en las montañas Chungtiao y Taijang, a lo largo dé la línea Chechiang-Chiangsí, en el Oeste de Jupei y en las montañas Tapie. La razón pura y simple es que siguen la funesta política de "lucha activa contra el Partido Comunista" y "resistencia pasiva al Japón". En momentos en que un enemigo de la nación ha penetrado profundamente en nuestro país, cuanto más activa sea su lucha contra el Partido Comunista y más pasiva su resistencia al Japón, tanto más baja será la moral de sus tropas. Si así se comportan ustedes frente al invasor, ¿pueden hacer que sus soldados de repente cobren valor en la lucha contra los comunistas y el pueblo? Eso es imposible. En cuanto inicien ustedes la guerra civil, tendrán que entregarse a ella en cuerpo y alma y arrojar por la borda toda idea de "seguir resistiendo al Japón", y como resultado lógico, firmarán ustedes la capitulación incondicional ante el imperialismo japonés, única política que les quedará. A todos aquellos kuomintanistas que de verdad no deseen capitular, quisiéramos decirles: Si ustedes toman parte activa en el desencadenamiento de la guerra civil o en su prosecución, terminarán inevitablemente en capitulacionistas. Llegarán a serlo sin duda alguna si se prestan a las maniobras de los capitulacionistas y utilizan las resoluciones de la
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XI Sesión Plenaria y del Consejo Político Nacional como instrumento para movilizar a la opinión pública y preparar la guerra civil anticomunista. Incluso en el caso de que no deseen capitular al principio, terminarán haciéndolo, a remolque de los capitulacionistas, si se prestan a sus maniobras y dan pasos equivocados. Esta es la primera dirección que puede tomar el Kuomintang después de la XI Sesión Plenaria, y existe un peligro extremadamente grave de que lo haga. Desde el punto de vista de los capitulacionistas, hablar de "solución política" y de "preparativos para establecer un régimen constitucional" es precisamente la mejor manera de disfrazar sus preparativos para la guerra civil, esto es, para capitular. Todos los comunistas, todos los kuomintanistas patriotas, todos los partidos y grupos políticos antijaponeses y todos nuestros compatriotas que se oponen al Japón deben tener los ojos muy abiertos frente a esta situación extremadamente grave y no dejarse confundir por ninguno de los disfraces de los capitulacionistas. Hay que darse cuenta de que justamente después de la XI Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, él peligro de guerra civil se ha hecho mayor que nunca.
   
Las resoluciones de la XI Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central y las de la II Sesión del Consejo Político Nacional pueden conducir a otra dirección: "seguir como antes durante un tiempo, y desencadenar después la guerra civil". Este camino, que difiere en algo del de los capitulacionistas, puede ser seguido por quienes todavía desean guardar la apariencia de resistencia al Japón, en tanto que se niegan categóricamente a abandonar el anticomunismo y la dictadura. Es posible que tomen esta dirección, pues ven que son inevitables grandes cambios en la situación internacional; que el imperialismo japonés está condenado a la ruina; que la guerra civil significa la capitulación; que el pueblo de todo el país apoya la resistencia al Japón y se opone a la guerra civil; que el Kuomintang, por estar separado de las masas, sin apoyo popular y más aislado que nunca, atraviesa una grave crisis, y que tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos e Inglaterra se oponen a que el Gobierno chino desate la guerra civil. Todo esto los obliga a postergar sus intrigas de guerra civil y recurrir al parloteo de "solución política" y "preparativos para establecer un régimen constitucional" como medio de ganar tiempo. Esta gente ha sido siempre muy habilidosa en la táctica del engaño y la dilación. Ni durante el sueño olvida su ambición de "tornar Yenán" y "liquidar al Partido Comunista". En este punto no se diferencia en nada de los capitulacionistas, sólo que aún se inclina a
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mantener el rótulo de la resistencia al Japón, no desea que el Kuomintang pierda su reputación internacional, y a veces teme la censura de la opinión pública nacional y extranjera; por lo tanto, es posible que siga como antes durante un tiempo, utilizando para ello la cortina de humo de "solución política" y "preparativos para establecer un régimen constitucional", en espera de condiciones favorables. No tiene el sincero deseo de una "solución política" ni de "establecer un régimen constitucional"; por lo menos, ahora no lo tiene en absoluto. El año pasado, por la época de la X Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, el camarada Lin Piao fue enviado a Chungching por el Comité Central del Partido Comunista para conferenciar con el señor Chiang Kai-shek; esperó allí durante diez largos meses, pero el señor Chiang y el Comité Ejecutivo Central del Kuomintang no tenían ningún deseo de discutir con él un solo problema concreto. En marzo de este año, el señor Chiang publicó su libro El destino de China, en el que hace hincapié en su oposición al comunismo y a la doctrina liberal, echa la culpa de los diez años de guerra civil al Partido Comunista, calumnia a éste, así como al VIII Ejército y al Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército calificándolos de "caudillos militares de nuevo tipo" y "separatistas de nuevo tipo", e insinúa que acabará con el Partido Comunista en el término de dos años. El 28 de junio de este año, el señor Chiang permitió que Chou En-lai, Lin Piao y otros camaradas regresasen a Yenán, pero en ese mismo momento ordenó que sus fuerzas de defensa del río Amarillo marcharan hacia la Región Fronteriza y que las autoridades locales de todo el país aprovecharan la disolución de la III Internacional para pedir la del Partido Comunista en nombre de "organizaciones populares". En estas circunstancias, los comunistas nos vimos obligados a hacer un llamamiento al Kuomintang y a todo el pueblo para que conjuraran la guerra civil, y a denunciar todas las siniestras maquinaciones del Kuomintang, que saboteaban la Resistencia y ponían en peligro a la nación. Hemos dado prueba de la mayor paciencia, como lo demuestran los hechos históricos. Desde la caída de Wuján, ni en el Norte ni en el Centro de China han cesado los combates, grandes o pequeños, contra el Partido Comunista. Han pasado dos años desde que estalló la guerra del Pacífico, dos años en que el Kuomintang ha estado atacando a los comunistas en el Norte y Centro de China; además de las tropas estacionadas allí desde antes, el Kuomintang ha enviado a Chiangsú y Shantung dos grupos de ejércitos, mandados por Wang Chung-lien y Li Sien-chou, para atacar a los comunistas. El grupo de
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ejércitos de Pang Ping-sün, en la zona de las montañas Taijang, ha recibido la orden de luchar exclusivamente contra los comunistas; idénticas órdenes han sido dadas a las tropas kuomintanistas en Anjui y Jupei. Durante mucho tiempo, incluso nos abstuvimos de hacer públicos estos hechos. Ninguno de los periódicos y revistas del Kuomintang ha cesado un solo instante de vilipendiar al Partido Comunista, no obstante lo cual, por largo tiempo no respondimos ni una sola palabra. Sin ninguna justificación, el Kuomintang dio la orden de disolver el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército, que resistía heroicamente al Japón, aniquiló a sus unidades en el Sur de Anjui, que contaban con más de nueve mil hombres, arrestó a Ye Ting, mató a Siang Ying y encarceló a cientos de sus cuadros; éste fue un monstruoso crimen, una traición al pueblo y a la nación, pero nosotros, en interés de la patria, soportamos todo esto, limitándonos a presentar una protesta al Kuomintang y a exigir reparaciones. En junio y julio de 1937, cuando el camarada Chou En-lai, representante del Partido Comunista, se entrevistó en Lushan con el señor Chiang Kai-shek, éste prometió que la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia sería designada por decreto como división administrativa bajo la jurisdicción directa del Yuan Ejecutivo del Gobierno Nacional y que sus funcionarios recibirían nombramientos oficiales. Pero el señor Chiang no sólo ha faltado a sus propias palabras, sino que ha llegado al punto de enviar un ejército de cuatrocientos a quinientos mil hombres para cercar la Región Fronteriza e imponerle un bloqueo militar y económico, y no se contentará sino con la liquidación del pueblo de la Región Fronteriza y la destrucción de los aparatos de retaguardia del VIII Ejército. Es particularmente conocido de todos que se ha suspendido el abastecimiento prometido al VIII Ejército y que se denigra al Partido Comunista llamándolo "partido traidor", al Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército, "ejército rebelde", al VIII Ejército, "ejército traidor", etc. En resumen, todos los kuomintanistas que se comportan de esta manera ven un enemigo en el Partido Comunista. A sus ojos, el Partido Comunista es diez, cien veces más odioso que los japoneses. El Kuomintang concentra su odio en el Partido Comunista, y para los japoneses, si es que los odia, deja sólo un poquito. Esta actitud concuerda con la de los fascistas japoneses, que tratan al Kuomintang de modo diferente que al Partido Comunista. Concentrando su odio en el Partido Comunista de China, los fascistas japoneses se han hecho cada día más afables con el Kuomintang; de sus dos consignas "Combatir al Partido Comunista" y "Liquidar al Kuomintang", hoy sólo
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queda la primera. Los periódicos y revistas en manos de los japoneses y de Wang Ching-wei ya no hablan de consignas tales como "Abajo el Kuomintang" y "Derrocar a Chiang Kai-shek". El Japón descarga sobre el Partido Comunista el 58 por ciento de sus fuerzas en China y utiliza sólo el 42 por ciento para vigilar al Kuomintang; recientemente ha aflojado esta vigilancia retirando muchas de sus tropas de Chechiang y Jupei, a fin de incitar más fácilmente al Kuomintang a que capitule. Los imperialistas japoneses nunca han osado decir media palabra para inducir al Partido Comunista a capitular, pero no titubean en soltar un interminable raudal de discursos para persuadir al Kuomintang a la capitulación. El Kuomintang es feroz únicamente con el Partido Comunista y el pueblo, y pierde toda su ferocidad frente a los japoneses. Desde hace mucho tiempo, no sólo en los hechos se ha transformado de participante en simple espectador de la guerra, sino que ni siquiera de palabra se atreve a proferir una simple repulsa algo violenta ante las humillaciones del imperialismo japonés y sus incitaciones a la capitulación. Los japoneses dicen: "Los razonamientos de Chiang Kai-shek en su libro El destino de China no tienen nada de erróneos en cuanto a su orientación general." ¿Ha replicado alguna vez a esto el señor Chiang u otros miembros de su partido? No, ni lo han hecho ni se atreven a hacerlo. Los imperialistas japoneses ven que el señor Chiang y el Kuomintang utilizan las "órdenes militares y gubernamentales" y la "disciplina" exclusivamente contra el Partido Comunista y que no quieren ni se atreven a utilizarlas contra los veinte miembros del Comité Ejecutivo Central y los cincuenta y ocho generales del Kuomintang que se han pasado al enemigo, y así, ¿cómo pueden dejar de despreciar a este partido? El pueblo de todo el país y las naciones amigas sólo han visto al señor Chiang y al Kuomintang ordenando disolver el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército, atacando al VIII Ejército, cercando la Región Fronteriza, vilipendiándolos con denuestos tales como "partido traidor", "ejército traidor", "caudillos militares de nuevo tipo", "régimen separatista de nuevo tipo", "sabotean la Resistencia" y "ponen en peligro a la nación" e invocando constantemente las "órdenes militares y gubernamentales" y la "disciplina"; en cambio, nunca han visto al señor Chiang y al Kuomintang imponer ninguna orden militar o gubernamental ni medida disciplinaria contra los veinte miembros del Comité Ejecutivo Central y los cincuenta y ocho generales del Kuomintang que se han pasado al enemigo. De igual manera, recientemente, en la XI Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang y en la II
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Sesión del Consejo Político Nacional se han adoptado resoluciones contra el Partido Comunista, y ninguna contra los muchos miembros de su propio Comité Ejecutivo Central y los numerosos generales que se han convertido en traidores pasándose al enemigo. ¿Qué van a pensar del Kuomintang el pueblo de todo el país y las naciones amigas? Como era de esperar, en la XI Sesión Plenaria se ha hablado de nuevo sobre una "solución política" y "preparativos para establecer un régimen constitucional"; muy bien, nosotros acogemos tales declaraciones. Sin embargo, a juzgar por la línea política que el Kuomintang ha seguido invariablemente durante muchos años, consideramos que todas estas declaraciones no son más que cháchara destinada a engañar a la gente, mientras que su propósito real es ganar el tiempo necesario para preparar la guerra civil y perpetuar su dominación dictatorial sobre el pueblo.
   
¿Puede conducir a una tercera dirección el desarrollo de la situación actual? Sí. Es la que deseamos los comunistas, un sector del Kuomintang y todo el pueblo. ¿Cuál es esta tercera dirección? Una solución política justa y razonable de las relaciones entre el Kuomintang y el Partido Comunista, el establecimiento de un régimen constitucional auténticamente libre y democrático, la abolición de la dictadura fascista con su tesis de "un partido, una doctrina, un jefe" y la convocación en el curso de la Guerra de Resistencia de una asamblea nacional genuinamente elegida por el pueblo. Esta es la política por la que los comunistas venimos abogando de modo consecuente. Una parte de los kuomintanistas también estarán de acuerdo con ella. Durante mucho tiempo esperamos que incluso el señor Chiang Kai-shek y su propio grupo en el Kuomintang la aplicaran. Sin embargo, a juzgar por los hechos de los últimos años y por lo que ahora está ocurriendo, nada muestra que el señor Chiang y la mayoría de los kuomintanistas en el Poder tengan el deseo de ejecutarla.
   
Para poner en práctica esta política, es necesario que concurran numerosas condiciones internacionales y nacionales. En la actualidad (vísperas del completo hundimiento del fascismo en Europa), las condiciones internacionales son favorables a la Guerra de Resistencia de China, pero es en este preciso momento cuando los capitulacionistas más desean provocar la guerra civil a fin de poder capitular, y cuando también los japoneses y Wang Ching-wei están más ansiosos de suscitar la guerra civil con el objeto de facilitar a aquéllos su capitulación. Según una información del 1.� de octubre de la Agencia de Noticias
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Domei, Wang Ching-wei ha dicho: "Los hermanos entrañables serán siempre hermanos, y con seguridad Chungching seguirá nuestro camino; mas, esperamos que esto suceda lo antes posible." ¡Cuánto cariño, confianza e impaciencia! Por lo tanto, en la situación actual lo máximo que puede esperarse del Kuomintang es que se mantenga como antes, pero existe el gravísimo peligro de un brusco empeoramiento de la situación. No están todavía dadas las condiciones necesarias para la tercera dirección, y es preciso que los patriotas de todos los partidos y grupos políticos y el pueblo de toda China hagan esfuerzos en todos los terrenos para crearlas.
   
El señor Chiang Kai-shek anunció en la XI Sesión Plenaria:
   
"Hay que dejar bien claro que las autoridades centrales no demandan del Partido Comunista otra cosa que renunciar a su régimen armado separatista, cesar en diversos lugares sus ataques por sorpresa al Ejército Nacional, que sabotean la Resistencia, poner en práctica su manifiesto del año 26 de la República en que llamaba a hacer la unidad para enfrentar la crisis nacional y cumplir las cuatro promesas formuladas en este manifiesto."
   
Lo dicho por el señor Chiang sobre "ataques por sorpresa al Ejército Nacional, que sabotean la Resistencia" debería habérselo aplicado al propio Kuomintang; es una lástima que Chiang Kai-shek, contra toda justicia y conciencia, haya lanzado esta calumnia contra el Partido Comunista. Pues, desde la caída de Wuján, el Kuomintang ha desatado tres campañas anticomunistas, en cada una de las cuales, como lo demuestran los hechos, las tropas del Kuomintang atacaron por sorpresa a las fuerzas comunistas. Durante la primera campaña, del invierno de 1939 a la primavera de 1940, las tropas del Kuomintang tornaron por asalto cinco capitales de distrito de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, guarnecidas por el VIII Ejército (Chunjua, Sünyi, Chengning, Ningsien y Chenyuan), y utilizaron hasta aviones en las operaciones. En el Norte de China, las tropas de Chu Juai-ping fueron enviadas a atacar por sorpresa a las fuerzas del VIII Ejército en la zona de las montañas Taijang, y estas últimas solamente respondieron al fuego en defensa propia. La segunda campaña ocurrió en enero de 1941. Con anterioridad a ella, el 19 de octubre de 1940, Je Ying-chin y Pai Chung-si habían mandado un telegrama a Chu Te, Peng Te-juai, Ye Ting y Siang Ying, ordenando categóricamente que todas las unidades del VIII Ejército y del Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército estacionadas al Sur del río Amarillo se trasladaran al Norte de
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dicho río en el plazo de un mes. Prometimos que nuestras tropas en el Sur de Anjui se trasladarían hacia el Norte; en cuanto a las demás, cuyo traslado era de hecho imposible en aquellas circunstancias, prometíamos que, después de la victoria de la Guerra de Resistencia contra el Japón, pasarían a las posiciones asignadas. Pero, inopinadamente, cuando nuestros nueve mil y tantos hombres en el Sur de Anjui comenzaron el 5 de enero el traslado hacia el Norte en cumplimiento de la orden, el señor Chiang Kai-shek ya había dictado otra orden: "cogerlos a todos en una sola redada". Entre el 6 y el 14 de enero, las tropas del Kuomintang en el Sur de Anjui efectivamente "cogieron en una sola redada" a estas unidades del Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército. Más aún, el 17 del mismo mes, el señor Chiang ordenó disolver el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército y someter a Ye Ting a juicio. Desde entonces, en todas las bases de apoyo antijaponesas del Centro y del Norte de China donde existen tropas del Kuomintang, el VIII Ejército y el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército han sido atacados por esas tropas, y los nuestros se han limitado a responder en defensa propia. La tercera campaña anticomunista comenzó en marzo de este año y aún continúa. Las fuerzas del Kuomintang han seguido sus asaltos contra el VIII Ejército y el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército en las citadas zonas. Además, el señor Chiang publicó su libro El destino de China, que es una diatriba contra el Partido Comunista y contra el pueblo; desplazó gran número de sus fuerzas de defensa del río Amarillo para realizar un ataque relámpago contra la Región Fronteriza; instigó a las "organizaciones populares" de todo el país para que solicitaran la disolución del Partido Comunista; movilizó a la mayoría kuomintanista en el Consejo Político Nacional para que ratificara el informe militar de Je Ying-chin que calumnia al VIII Ejército y para que adoptara resoluciones anticomunistas, convirtiendo así el Consejo, que debería ser un símbolo de unidad contra el Japón, en una agencia privada del Kuomintang para fabricar una opinión pública anticomunista en preparación de la guerra civil, por lo cual el camarada Tung Pi-wu, miembro comunista del Consejo, tuvo que retirarse en señal de protesta. En resumen, estas tres campañas anticomunistas han sido desatadas por el Kuomintang según un plan premeditado. Bien podemos preguntar: ¿Qué es esto sino actividades "que sabotean la Resistencia"?
   
El 22 de septiembre del año 26 de la República (1937), el Comité Central del Partido Comunista de China publicó un manifiesto en que llamaba a hacer la unidad para enfrentar la crisis nacional. En él se decía:
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"A fin de desarmar al enemigo de todo pretexto para sus intrigas y disipar cualquier malentendido por parte de los escépticos bienintencionados, el Comité Central del Partido Comunista de China juzga indispensable reafirmar su total dedicación a la causa de la liberación nacional. Por eso, una vez más declara solemnemente ante la nación entera: 1) que, siendo los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun Yat-sen lo que China necesita hoy, nuestro Partido está dispuesto a luchar por su completa realización; 2) que suspenderemos la política insurreccional encaminada a derrocar el Poder del Kuomintang y la de confiscar por la fuerza la tierra de los terratenientes; 3) que reorganizaremos el actual gobierno rojo como Gobierno Democrático de la Región Especial, en espera de que el Poder estatal sea unificado en todo el país, y 4) que el Ejército Rojo cambiará su nombre y la denominación de sus unidades, será reorganizado como parte del Ejército Revolucionario Nacional y colocado bajo el mando del Consejo Militar del Gobierno Nacional, y estará listo para recibir la orden de marchar al frente antijaponés y cumplir con su deber."
   
Hemos cumplido al pie de la letra estas cuatro promesas; ni el señor ¡Chiang Kai-shek ni ningún otro kuomintanista pueden acusarnos de haber faltado a una sola de ellas. En primer lugar, toda la política practicada por el Partido Comunista en la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y en las bases de apoyo antijaponesas tras las líneas enemigas corresponde a los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun Yat-sen y ni una sola medida los contradice. En segundo lugar, mientras el Kuomintang no capitule ante el enemigo de la nación, ni rompa su cooperación con el Partido Comunista, ni inicie la guerra civil contra los comunistas, mantendremos siempre nuestra promesa de no utilizar la fuerza para derrocar el Poder del Kuomintang y confiscar la tierra de los terratenientes. Hemos mantenido esta promesa en el pasado, la mantenemos ahora y continuaremos haciéndolo en el futuro. Esto significa que solamente en el caso de que el Kuomintang capitule ante el enemigo, rompa la cooperación e inicie la guerra civil, nos veremos obligados a cancelar nuestra promesa; éstas serían las únicas circunstancias que nos harían imposible mantenerla. En tercer lugar, el Poder rojo original fue reorganizado ya en el primer año de la Guerra de Resistencia, y desde hace tiempo se ha puesto en práctica el régimen democrático basado en el "sistema de los tres tercios"; pero hasta hay, el Kuomintang no ha cumplido su promesa de reconocer la Región Fronteriza de
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Shensí-Kansú-Ningsia y, lejos de eso, ha llegado a acusarnos de "régimen separatista feudal". Señor Chiang Kai-shek y otros miembros del Kuomintang: Deben ustedes saber que el presente estado de cosas en que la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y las demás bases de apoyo antijaponesas siguen sin ser reconocidas por el gobierno del Kuomintang, estado de cosas que ustedes llaman "régimen separatista", no es lo que nosotros queremos, sino que nos ha sido totalmente impuesto por ustedes. ¿Qué razón tienen para acusarnos de "régimen separatista" cuando ustedes, retractándose de su propia palabra, niegan el reconocimiento que han prometido a la Región Fronteriza y rehusan reconocer su régimen democrático? Todos los días solicitamos el reconocimiento, y ustedes lo niegan; ¿quién es entonces el responsable? ¿Qué razón tiene el señor Chiang Kai-shek para tacharnos de "régimen separatista" en su libro El destino de China sin considerarse ni por asomo responsable de la cuestión, siendo él mismo jefe supremo del Kuomintang y cabeza de su gobierno? Ahora, aprovechando que en la XI Sesión Plenaria el señor Chiang ha exigido otra vez que cumplamos nuestras promesas, exigimos que él cumpla la suya de reconocer por decreto la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, donde desde hace tiempo se viene poniendo en práctica el Principio de la Democracia, y de reconocer también las bases de apoyo democráticas antijaponesas situadas en la retaguardia del enemigo. Si persisten en su política de no reconocimiento, significará que quieren que continuemos con el "régimen separatista", y como en el pasado, la culpa será totalmente de ustedes y no nuestra. En cuarto lugar, hace tiempo que el Ejército Rojo cambió su "nombre y la denominación de sus unidades", fue "reorganizado como parte del Ejército Revolucionario Nacional" y "colocado bajo el mando del Consejo Militar del Gobierno Nacional" esta promesa ya fue cumplida hace mucho. Sólo el Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército del Ejército Revolucionario Nacional está sometido ahora directamente al mando del Comité Central del Partido Comunista y no al del Consejo Militar del Gobierno Nacional, y la razón es que ese Consejo emitió el 17 de enero de 1941 una orden contrarrevolucionaria encaminada a sabotear la Resistencia y poner en peligro a la nación, declarando "ejército rebelde" a dicho Cuerpo de Ejército y decretando su "disolución"; más aún, lo sometía a ataques diarios por parte de las tropas del Kuomintang. A pesar de ello, este Cuerpo de Ejército no sólo ha luchado siempre contra los japoneses en el Centro de China, sino que también ha cumplido invariablemente las primeras tres de las cuatro promesas; además, está dispuesto a colocarse de nuevo "bajo
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el mando del Consejo Militar del Gobierno Nacional" y solicita al señor Chiang Kai-shek que revoque la orden de su disolución y restablezca su denominación a fin de posibilitarle el cumplimiento de la cuarta promesa.
   
En el documento relativo al Partido Comunista adoptado en la XI Sesión Plenaria también se afirma:
   
"En cuanto a los otros problemas, pueden ser planteados en una asamblea nacional para su discusión y solución, dado que la presente Sesión ha resuelto convocarla, en el plazo de un año a partir de la conclusión de la guerra, para que elabore y promulgue una constitución."
Los "otros problemas" a que aquí se hace referencia son: abolición de la dictadura del Kuomintang; eliminación del servicio secreto fascista; instauración de un régimen democrático en todo el país; supresión de los controles económicos y de los impuestos y contribuciones exorbitantes, perjudiciales para la vida del pueblo; aplicación en todo el país de la política agraria de reducción de los arriendos y los intereses, y de la política económica de ayuda a la mediana y pequeña industria y de mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros. En el manifiesto del 22 de septiembre de 1937, en que nuestro Partido llama a hacer la unidad para enfrentar la crisis nacional, se afirma:
   
"Debe ponerse en práctica la democracia y convocarse una asamblea nacional para que elabore una constitución y determine una política de salvación nacional. A fin de que el pueblo chino pueda gozar de una vida feliz y próspera, lo primero es adoptar medidas eficaces para socorrer a las víctimas de las calamidades naturales, garantizar medios de existencia estables, desarrollar la economía de defensa nacional, liberar al pueblo de sus sufrimientos y mejorar sus condiciones de vida."
Ya que el señor Chiang Kai-shek aceptó íntegramente este manifiesto en una declaración hecha al día siguiente (23 de septiembre), no sólo debería exigir al Partido Comunista que cumpla las cuatro promesas formuladas, sino también exigirse a sí mismo, al Kuomintang y a su gobierno que cumplan los puntos que hemos citado. Ahora el señor Chiang, además de ser jefe supremo del Kuomintang, se ha convertido en presidente del gobierno del Kuomintang (nominalmente, Gobierno Nacional); por tanto, debe cumplir a conciencia estos puntos sobre la democracia y la vida del pueblo y las innumerables promesas que nos
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ha hecho a los comunistas y al pueblo de todo el país, y no debe seguir retractándose de ninguna de ellas, ni actuar despóticamente, ni decir una cosa mientras hace otra. Los comunistas y todo el pueblo queremos hechos y no deseamos escuchar más charlatanería engañosa. Si hay hechos en el futuro, los aplaudiremos; si no, la charlatanería no logrará engañar a la gente por mucho tiempo. Lo que pedimos al señor Chiang y al Kuomintang es lo siguiente: llevar la Guerra de Resistencia hasta el fin; conjurar el peligro de capitulación; continuar la cooperación; prevenir la guerra civil; reconocer el régimen democrático de la Región Fronteriza y de las bases de apoyo antijaponesas en la retaguardia enemiga; restituir su denominación al Nuevo 4.� Cuerpo de Ejército; poner fin a las campañas anticomunistas; retirar los cuatrocientos o quinientos mil hombres que ahora rodean la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia; dejar de utilizar el Consejo Político Nacional corno agencia privada del Kuomintang para fabricar una opinión pública anticomunista; levantar la prohibición de las libertades de palabra, reunión y asociación; abolir la dictadura unipartidista del Kuomintang; reducir los arriendos y los intereses; mejorar las condiciones materiales de los obreros; ayudar a la mediana y pequeña industria; suprimir el servicio secreto; poner fin a la educación fascista, y establecer una educación democrática. La mayoría de estas exigencias son precisamente promesas hechas por ustedes. Si satisfacen estas exigencias y cumplen su palabra, pueden tener la seguridad de que continuaremos cumpliendo la nuestra. Estamos dispuestos a reanudar en cualquier momento las negociaciones entre ambos partidos, si también lo están el señor Chiang y el Kuomintang.
   
En suma, de las tres direcciones que el Kuomintang puede tomar, la primera, capitulación y guerra civil, significa el fin del señor Chiang Kai-shek y del Kuomintang. La segunda, engaño demagógico con que éstos intentan ganar tiempo, mientras en su fuero interno nunca olvidan la dictadura fascista y realizan sigilosa y activamente preparativos para la guerra civil, no los salvará tampoco. Sólo la tercera dirección, completo abandono de la errónea vía de dictadura fascista y guerra civil y seguimiento del correcto camino de democracia y cooperación, puede salvar al señor Chiang y al Kuomintang. Pero, como hasta ahora no han hecho nada que pueda convencer a la gente de que se proponen seguir esta última dirección, el pueblo de todo el país debe mantenerse alerta ante el gravísimo peligro de capitulación y guerra civil.
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¡Que todos los militantes patriotas del Kuomintang se unan, impidan que las autoridades del Kuomintang tomen la primera dirección o continúen en la segunda, y exijan que tomen la tercera!
   
¡Que todos los partidos y grupos patrióticos y todo el pueblo en lucha contra el invasor japonés se unan, impidan que las autoridades del Kuomintang tomen la primera dirección o continúen en la segunda, y exijan que tomen la tercera!
   
Un gran cambio sin paralelo es inminente en el mundo. Esperamos que el señor Chiang Kai-shek y los miembros del Kuomintang sepan orientarse en este gran momento crucial de nuestra época. Esperamos que todos los partidos y grupos patrióticos y todos los patriotas también sepan orientarse en este gran momento crucial de nuestra época.
   
* Editorial escrito por el camarada Mao Tse-tung para el Diario de la Liberación, de Yenán.
2) seguir arrastrándose por el viejo camino, y
3) cambiar su línea política.
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[1]
Se refiere a los generales y oficiales del Kuomintang que habían sido instructores o cadetes en la Academia Militar de Juangpu y que formaban el grupo más fiel a Chiang Kai-shek dentro del ejército del ejército del Kuomintang.
[pág. 140]
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